Zack Snyder (“300”, 2007 – “Watchmen”, 2009) dirigió esta realización con guión de John Orloff y Emil Stern, basado en las tres primeras historias de la serie escrita por Kathryn Lasky.
Una obra cinematográfica de animación, técnicamente precisa, con buen sonido y excelente música incidental. Los personajes tienen atractivas imágenes, incluso los “malos”, y los ambientes que los rodean están dibujados hasta en su más mínimo detalle.
El sistema de proyección 3D, para el cual está hecha esta obra, resalta ya no tanto por lo novedoso sino por la ambientación que se busca, a la espectacularidad de las escenas.
El espectador disfruta de tanto despliegue técnico que se visualiza por tan sólo tener los anteojos que se proveen a la entrada del cine.
Se cuenta, en la obra que comentamos, la primera parte de la vida de Soren, un joven búho a quien su padre le narra historias sobre los Guardianes de Ga´holle que viven en el Gran Arbol. Pero Soren sufre las consecuencias de los celos, por creerlo el preferido de su padre, que siente su hermano Kludd y lo tiene a mal traer aunque la vida de toda la familia es placentera. La tranquila vida en el nido se verá alterada cuando Soren y Kludd son secuestrados por una banda de lechuzas autodenominados Puros, cuya misión es entrenar un ejército para conquistar el mundo. Aquí comienzan las peripecias del búho protagonista para lograr fugarse de su cautiverio y salvar a todo el planeta del posible dominio de los malvados que lo han esclavizado.
La narración cinematográfica tiene ritmo y es entretenida, aunque un poco obvia.
Si bien al leer las fantasías épicas de la escritora puede vislumbrarse una intención a favor del amor y la amistad, nunca queda bien claro ese mensaje, el que tampoco se logró hacer percibir al trasladar las historias a la animación cinematográfica.
Se ve en pantalla las intenciones de un grupo de élite militar de querer formar un cuadro de fanáticos, a quienes ha realizado un particular lavado de cerebro, para poder cumplir sus maléficos fines. Aquí puede encontrarse una crítica a lo que realizaba el nazismo en ese sentido, y esto es muy evidente al mostrarse a las aves líderes asentadas en un estandarte cuyo mástil es muy parecido al que usaban los nazis.
Pero también, sobre la segunda mitad de la trama principal, se presenta la idea de que los “guardianes de la paz del mundo” están facultados para hacer todo lo que les parezca, sin consultar a nadie para proteger de lo que ellos consideren un peligro al resto de los seres vivos, aunque éstos no le hayan pedido ninguna ayuda.
Eso puede hacer fluctuar en el espectador una vaga idea de que por el bien común puede destruirse y aniquilar lo que se considere una amenaza, y aquí el mensaje corre el riesgo de una peligrosa ambigüedad.