Leyendas y viñetas
Lo de un film de animación en la carrera de Zack Snyder parecía prácticamente inevitable, sino una consecuencia de su visión del cine. Entre la carga épica de enfrentamientos crudos e historias heroicas, hay lugar para un cine donde las figuras resaltan en encuadres que por momentos transcurren como viñetas. Esto puede apreciarse en esa obsesión por el ralenti y el detalle en las escenas de acción, particularmente cuando, al igual que en un cómic, elige un plano detalle que expresivamente funciona como una parte del todo: un ojo o una pluma le alcanzan para complementar el vértigo de una secuencia. Entonces aquí esta, esa construcción del artificio visual que fueron tanto 300 como Watchmen tienen en Ga´Hoole La leyenda de los guardianes un espacio donde aquello que se denunciaba como “inhumano” (recuerden las críticas al uso de CGI) por algunos retrógrados es explotado (y naturalizado) por la propia técnica animada. El resultado es un film donde no falta la acción pero que se queda a medio camino en un guión irregular donde, sin embargo, no se puede dejar de pensar en un clímax con acción suficiente para dejar sin aire al espectador.
Pero búhos, ¿Por qué búhos?, en principio hay que aclarar que se trata de la adaptación de una exitosa saga de 12 libros de Kathryn Lasky. No sabemos porque búhos, pero sin dudas el hecho de que Snyder tome la posta para animar bichos tan poco carismáticos merece su crédito. En este film aparecen condensadas las primeras tres partes de la saga, y eso por momentos se nota debido al por momentos precario desarrollo psicológico de los personajes y el exceso de diálogos que saturan de información el relato. No deja de sorprender que en un film tan basado en las imágenes haya líneas que tiendan a sobre explicar lo que de alguna manera ya vimos o intuimos. En todo caso, no logra opacar la acción, que fluye con las imágenes entre vuelos vertiginosos donde se aprovecha la profundidad del 3D y la habilidad de Snyder para filmar acción.
Como se planteó, quizá el problema más grande sea el guión. El desarrollo de personajes es casi inexistente, salvando la excepción de Soren, el joven búho protagonista. Entre el resto de los personajes hay una superficialidad que favorece la narración en algunos casos y en otros la vulnera. Es notable el caso del personaje de Kludd, que sufre una transformación radical en la segunda parte, convirtiéndose en un antagonista vacuo luego de un penoso desarrollo en la introducción de la película. La dinámica entre hermanos aparece como la miniatura de un Caín y Abel, que pierde fuerza porque la narración no se focaliza en la relación fraternal de Kludd y Soren, sino en una alegoría sobre el nazismo que por momentos aparece caricaturizada al punto de acercarse más a un maniqueísmo de malos contra buenos que a, precisamente, una alegoría. De hecho, para disfrutar mejor la película es mejor olvidarse de la carga alegórica o el subtexto y centrarse en la construcción del héroe, porque es allí donde la película gana una carga emotiva que se complementa perfectamente con la acción.
La historia es un cliché pero está bien explotado. Veamos: Soren vive con su familia pero luego de un desafortunado incidente con su hermano se ve arrastrado a luchar por su vida, en las garras de los “puros”. Apenas logrando huir, y sin Kludd, emprende un viaje que también es un viaje de autoconocimiento, donde descubre que la figura mítica que admiraba por sus batallas resulta estar cansado y amargado, obligándolo a pisar la realidad y repensar las leyendas que le contaba su padre. Entre comic reliefs y luchas cada vez más violentas, Soren conforma un grupo que junto a los “guardianes” se encargará de mantener la paz a toda costa, tras un enfrentamiento final con Kludd y el líder tirano de los “puros”. Casi un cuento, como verán, que en su sencillez encuentra momentos emotivos como la increíble secuencia final de batalla.
Puede ser una película superficial, con estereotipos ya explorados varias veces y con una búsqueda “solemne” que atenta contra el propio contenido del relato, pero a la hora de mostrar el potencial visual del 3D y cautivar con batallas épicas continúa siendo un director interesante que empuja al espectador a interesarse por los personajes. En un relato con búhos animados en el medio de una batalla, eso no deja de ser un cumplido.