Héroes alados
Ga’Hoole plantea la eterna lucha entre el bien y el mal, y el camino del héroe. Todo desarrollado en las figuras de unas aves (búhos y lechuzas) antropomorfizadas. La animación en 3D exhibe sus avances indiscutibles, sorprenden los vuelos.
Zack Snyder es el director de 300, una película con estética de cómic basada en un hecho histórico (la batalla de las Termópilas) con centro en la ideología heroica típicamente hollywoodense y una violencia notoria como recurso visual. Y de Watchmen, un comic sobre superhéroes algo descreídos y perseguidos que ya es de culto y que sobrevivió a la traslación cinematográfica.
Ga’Hoole: la leyenda de los guardianes está basada en una serie de novelas (las 3 primeras de una saga de 15) que plantea la eterna lucha entre el bien y el mal, la luz y la oscuridad y el camino del héroe todo desarrollado en las figuras de unas aves (búhos y lechuzas) antropomorfizadas que temen, sufren, tienen celos y envidias, odian, buscan revancha y pelean por la libertad del mundo.
Semejante cruce de historia y director como mínimo causaba intriga. Y el resultado es un híbrido bastante extraño. La animación en 3D exhibe sus avances indiscutibles en los aspectos técnicos, uno se sorprende con los vuelos rasantes, con las plumas casi reales en sus movimientos alados, con la expresión conseguida en cada personaje pero indudablemente resulta imprescindible sentir empatía por estos protagonistas para poder entrar en el juego que el filme plantea. Desde Los pájaros de Hitchcock estos animales han quedado teñidos para mí de un sentimiento esquivo y no me merecen ningún aprecio. Por lo que se me complica seriamente cumplir con los requerimientos mínimos de atención o poder compadecerme por los que sufren y animar el triunfo de los buenos frente al poderío de los Puros, en una alegoría, además, un tanto gruesa de los tiempos de la Segunda Guerra Mundial con los nazis procurando una raza superior y dominante.
Actualización de los mitos folklóricos y de la historia bíblica del enfrentamiento entre hermanos, con ecos de tragedia shakespereana y ribetes de filosofía new age, y el típico grupo de amigos freaks que superan juntos sus faltas e incapacidades, la trama sostiene el suspenso matizándolo con ráfagas de humor a cargo de los consabidos comic reliefs y no se luce claramente por originalidad alguna. Salvo por la oscuridad y la violencia de sus escenas que hacen que a uno se le complique decidir a qué público se dirige. Muertes, traiciones, peleas, crímenes se suceden dentro del cuadro y se exponen sin ninguna sutileza y menos oportunidad que oportunismo.
En búsqueda de una nueva saga que ocupe el cetro que Harry Potter está dejando vacante con su final, se siguen trasladando best sellers a la pantalla grande, productos que no pueden evitar mostrar su finalidad comercial.