Ningún otro personaje de la cultura popular tiene una filmografía tan extensa como Tarzán, que abarca cerca de 200 producciones desde 1918.
Por consiguiente, es una tarea complicada a esta altura intentar hacer algo diferente con el hombre mono de Edgar Rice Burroughs y en este punto encontramos el mayor mérito de esta producción.
El director David Yates (Harry Potter) brindó la adaptación más fiel que se hizo de Tarzán en el cine, al mismo tiempo que le ofreció al público un enfoque interesante donde revirtió la leyenda del personaje.
Al momento de hacer esta reseña ya vi dos veces este film y puedo asegurar que cualquier fan o seguidor del héroe de Burroughs va a amar esta propuesta porque es la película que veníamos esperando desde hace muchas décadas.
El verdadero espíritu de Tarzán y la novelas pulp que lo convirtieron en un ícono mundial de la cultura popular acá cobró vida como nunca se había visto en el cine norteamericano.
En mi reseña extendida para fans (ver link) desarrollo esta cuestión con otras curiosidades de este estreno
El público general que no es fan de Tarzán y simplemente recuerda al personaje por la película de Disney o las viejas producciones de Johnny Weissmuller se va a encontrar con un sólido film de aventuras que sobresale por la labor de los protagonistas y el tratamiento de la acción.
Alexander Skarsgard interpreta en mi opinión la mejor versión del personaje por la complejidad que le dio al héroe. Un Tarzán que en el comienzo de la trama se niega a aceptar su verdadera identidad y los hechos que vivió en su infancia. Cuando su regreso al continente africano deriva en el secuestro de Jane, el hombre mono vuelve a reconectarse con la bestia reprimida que intentó domar en la civilización inglesa.
Salvo por la película Greystoke, de 1984 con Chistopher Lambert, Tarzán en el cine hollywoodense solía ser retratado como un forzudo sin demasiado matices en su personalidad y este es un gran aporte que brindan en este film Skarsgard y el director Yates.
Lo mismo ocurre con la interpretación de Margot Robbie como Jane, quien vuelve a establecer el verdadero espíritu del personaje literario que fue distorsionado por la visión machista de los realizadores del pasado.
En las viejas películas la pareja de Tarzán simplemente tenía la función de gritar y desmayarse en las situaciones de peligro. Jane era una mujer frágil y débil que sólo existía para ser rescatada por el héroe.
La paradoja de esta cuestión es que en las novelas originales de principios de siglo 20, el personaje era retratado como una mujer fuerte y valiente que en ocasiones demostraba tener una mayor fortaleza emocional que Tarzán.
Margot Robbie en su interpretación retoma la personalidad original de Jane que había sido modificada en el cine.
Otro integrante del reparto que sobresale en el film es Samuel Jackson, quien forma una excelente dupla con Skarsgard y se lo puede disfrutar componiendo un personaje en lugar de repetir el clásico rol que suele hacer en muchos de sus trabajos.
No se puede decir lo mismo de Christoph Waltz en el rol del villano que fue una mala elección de casting.
El personaje que interpreta está buenísimo y es mucho más interesante que los enemigos tontos que enfrentó Tarzán en otras películas, pero el actor cansó en esta clase de papeles y le generó un desgaste innecesario a esta producción.
Waltz viene de interpretar a Erns Blofeld en Spectre y acá hace algo similar con la diferencia que no se enfrenta a 007. Waltz debería darle un descanso a los villanos en el cine porque es un actorazo que esta para más y es una pena que la industria lo encasille en un papel donde dejó de sorprender.
Desde los aspectos técnicos el film de Yates se destaca en las secuencias de acción donde podemos disfrutar a un Tarzán más brutal que brinda momentos fabulosos. La escena del ataque al tren o el momento en que salta al vacío para colgarse de unas lianas son sublimes.
El CGI es bastante aceptable pero le faltó una pulida en el acto final, donde tienen lugar las secuencias más épicas, en las que algunos animales se ven un poco artificiales.
No obstante, son detalles que tienen solución y se pueden corregir si Warner hiciera otra película. Algo que no debería descartarse si se tiene en cuenta que el film ya recuperó su presupuesto de 180 millones de dólares y todavía debe estrenarse en muchos países y territorio importantes como China.
Un detalle positivo es que el director Yates no hizo este film con la intención de iniciar una saga. Por consiguiente, no se dejan puertas abiertas para una segunda parte. Si no hubiera otra película a los fans del personaje les queda la más grande producción que se hizo con el personaje en el cine.
Una gran propuesta de aventuras para reencontrarse con uno de los más grandes héroes que brindó la cultura popular.
Gracias David Yates. El único director que entendió a Tarzán en la pantalla grande.