Las cuentas indican que hay 49 films basados en el personaje que creó Edgra R. Burroughs a comienzo del siglo XX, ese noble inglés criado por los monos en el África -que es, digamos todo, una especie de vulgarización del Mowgli de Rudyard Kipling. Hay films buenísimos sobre el asunto -el animado de Disney- y otros malísimos (¿Bo Derek, recuerdan?). Pero en general ninguna ha logrado captar todo el jugo del personaje. Esta nueva versión tiene sus méritos, especialmente en el uso de las locaciones abiertas, la presencia de la naturaleza (aunque hay mucha digital) y que los actores han comprendido la ingenuidad moral de los relatos originales. Dicho en criollo: el bueno es bueno, el malo es malo y el cómico, cómico. Respectivamente Alexander Skarsgard (un poco inexpresivo, es cierto, pero con gran presencia física), Christoph Waltz y Samuel Jackson, que parece venir de otro mundo -literalmente- y distiende cierta rigidez narrativa a puro humor. A, la chica es linda y buena (Margot Robbie), como corresponde a Jane. Hay una trama de esclavistas y diamantes, un secuestro y momentos épicos con no poca corrección política. Los momentos de acción están bastante bien y en cierto sentido la estética superhéroe (aquí es un señor ultrafuerte que habla con los animales, tal es su superpoder) impone la forma del relato. Algo de aquel cine de aventuras clásico se recupera, de todos modos, en la llaneza de los personajes.