Un sueño truncado
“La Librería” (The Bookshop, 2017) es una película dramática co-producida entre Gran Bretaña, Alemania y España. Está dirigida y escrita por Isabel Coixet; ella se basó en la novela homónima de Penélope Fitzgerald publicada en 1978. El reparto incluye a Emily Mortimer (Karin en “Lars and the Real Girl”), Bill Nighy (James en “About Time), Patricia Clarkson (Ava Paige en “Maze Runner”), Honor Kneafsey y James Lance. La cinta ganó tres premios Goya (Mejor Película, Mejor Dirección y Mejor Guión Adaptado).
Ambientada a finales de los años cincuenta, la historia gira en torno a Florence Green (Emily Mortimer), mujer viuda amante de los libros que desea abrir una librería en el pueblo costero de Hardborough, Inglaterra. Florence asiste a una fiesta lujosa donde conoce a Violet Gamart (Patricia Clarkson), la cual le deja claro que no está de acuerdo con su proyecto porque, para ella, allí debería instalarse un centro de arte. No obstante Florence seguirá su sueño y armará la librería en una casa abandonada llamada Old House. Todo parece andar bien hasta que Gamart comienza a utilizar su posición de poder para eliminar del vecindario a la señora Green.
En sus primeros minutos, “La Librería” parece que va a tratar sobre cómo una nueva persona cambia la dinámica cotidiana de los habitantes de Hardborough al armar un negocio nunca antes visto en ese lugar. Se nos presenta a una protagonista soñadora, simple y simpática, que se relaciona con los demás y se da cuenta que en ese pueblo la gente no tiene el hábito de la lectura. Ese comienzo luce muy prometedor, sumándole un vestuario colorido y una fotografía exquisita, por lo que resulta una tremenda lástima que a medida que pasan los minutos la película decaiga de la manera en que lo hace.
Muchos son los elementos que no terminan de funcionar. Por un lado está la innecesaria voz en off, que en el desenlace nos enteramos de qué personaje proviene; al tener casi dos horas de metraje, lo que más queremos no es que nos relaten lo que sucede sino verlo e interpretarlo por nosotros mismos. Por otra parte, el ritmo extra pausado sólo genera la sensación de que la cinta es interminable ya que no suceden grandes acontecimientos y se producen unos silencios alargados a más no poder.
Pero el problema fundamental está en lo estereotipados que lucen los actores en sus roles. Increíble cómo la directora española desaprovechó a intérpretes de gran reconocimiento mundial tales como Patricia Clarkson o Bill Nighy. Así tenemos a la protagonista 100% buena, el viejito misterioso que no sale de su hogar y la mala ricachona que es cruel porque sí. Sólo se salva la pequeña Honor Kneafsey: ella le da vida a Christine, una niña elocuente que trabaja como ayudante de Florence en la librería. Lo que tiene para decir, junto a sus expresiones faciales, hacen que nos caiga bien desde su primera escena.
Las referencias repetitivas a Ray Bradbury y mucho más a la novela “Lolita” sólo hacen notar que el filme tiene varios minutos de relleno, tiempo que se desperdicia con frases sobre el coraje y una incipiente relación amorosa que no conduce a nada. El final deja un mal sabor de boca pero no se puede negar que resulta inesperado.
“La Librería” cuenta con una bella recreación de época y logra transmitir la especial armonía pueblerina, sin embargo la historia falla, siendo ésta lo primordial a tener en cuenta. Por más que los aspectos técnicos sean correctos, el espectador sale de la sala pensando que si Coixet se hubiera enfocado en la importancia de la literatura, la película hubiera sido otra cosa.