Pequeñas batallas
La librería (The Bookshop, 2017), nueva incursión en inglés de la directora catalana Isabel Coixet, protagonizada por los británicos Emily Mortimer y Bill Nighy, y la norteamericana Patricia Clarkson, es la transposición en imágenes del espíritu literario de la escritora Penelope Fitzgerald.
En un pequeño pueblo de la Inglaterra de 1959, una mujer decide, en contra de la educada pero implacable oposición vecinal, abrir la primera librería que haya habido nunca en esa zona.
Luego de la inédita en nuestro país Nadie quiere la noche (2015) ambienta La librería en pueblo inglés que, como en la anterior, retrata a una mujer con ideales y un inquebrantable valor ante la adversidad. Florence Green (Emily Blunt), sin salir de un microcosmos aparentemente apacible y civilizado, tiene que enfrentarse a la hipocresía de la intransigencia local y a esa maldita realidad que se impone a los sueños, en este caso el de expandir la cultura, la sensibilidad y las emociones provocadas por las páginas impresas de un libro.
En este viacrucis de una mujer en busca de un ideal, la realizadora apela al clasicismo con conversaciones incesantes entre sus personajes, diálogos sutiles y una puesta en escena que incide en el sosiego que describe un tiempo y un espacio que invitan a la paz, pero donde se gestan pequeñas batallas declaradas para que no varíe un ápice el “orden” establecido.
Si los libros representan la evolución, la sociedad se encarga de frenar esa fuerza, demasiado poderosa para dejarla crecer. Eso es lo que transmite La librería que, a través de un pequeño acto heroico, retrata un tiempo (finales de los años cincuenta del siglo pasado) de emociones reprimidas, clasismo social y miedo al extraño, donde el chusmerío era un arma de doble filo: algo que, quizás, no esté tan lejano de nuestro presente.