La llamada 3

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

El relato de terror presenta los mismos elementos que sus antecesoras pero adaptados a la era digital. Las reglas son las mismas y el miedo nunca aparece.

En el 2002 La llamada marcó una tendencia del cine por traer a espíritus vengativos siguiendo el éxito de películas orientales. Las versiones norteamericanas no tardaron en llegar y ahora está el intento de reflotar la franquicia iniciada por Gore Verbinski, de quien esta semana se estrena también La cura siniestra.

La llamada 3 -aunque el título original es Rings-, dirigida por el español F.Javier Gutiérrez, presenta los mismos elementos que sus antecesoras pero adaptados a la era digital. Las reglas son las mismas: un video maldito en VHS y un extraño llamado que provoca la muerte de quienes lo miran siete días después, a menos que logren mostrárselo a alguien. El film tiene un débil comienzo a bordo de un avión y luego la acción pasa a desarrollarse dos años después.

Julia -Matilda Lutz-, una joven que comienza a buscar a Holt -Alex Roe-, su novio y uno de los estudiantes que forman parte del experimento que desarrolla e Profesor Gabriel -Johnny Galecki-, quien estudia los misterios que encierra un video, ahora instalado en celulares que extiende la maldición.

Lo curioso de esta entrega es que no da asusta y no tiene una sola secuencia que genere suspenso o una atmósfera sobrenatural y pesadillesca hasta el desenlace -con final abierto a otras películas- en una historia que se ve antigua con la aparición del espíritu de Samara, la chica diabólica y con los pelos en el rostro. La llamada 3 no tiene sorpresas aunque se ve la intención de recorrer un camino lleno de preguntas y misterios que llevan a la protagonista a averiguar la verdad que se esconde ante las señales que se le presentan en su camino.

Entre imágenes en blanco y negro, una película dentro de otra, extrañas desapariciones, malos presagios y muertes horrorosas -no tantas como se esperan- el relato queda en el olvido y parece haber marcado el número equivocado, incluso con la participación de un buen actor como Vicnent D´Onofrio.