Es una película de terror que con su título parece remitir al éxito japonés exprimido hasta el cansancio. No es el caso y aunque cumple con todas las reglas de los films de terror, hay que reconocerle al guionista Patrick Stibbs la originalidad de remitir los peores temores a conflictos de infancia sin resolver, absolutamente crueles, como la violencia de un padre sin escrúpulos, una niña con celos mortíferos o un adolescente que se reprocha no haber actuado como corresponde. Nada hay más atemorizante como volver a situaciones traumáticas y violentas del pasado. Con esa premisa y la oferta de una cantidad de dinero tentadora, cuatro adolescentes son convocados a una casa muy antigua, donde su dueña se fue menospreciada por todo un pueblo y violentada por el grupito, con un marido solicito que quiere cumplir su última voluntad. El elenco es un hallazgo, la respetada Lin Shaye,m el icónico Tobin Bell (famoso por encarnar al villano Jigsaw) y los conocidos por sus trabajos en televisión y series Chester Rushing, Mike Manning y Erin Sanders. Mucha oscuridad, juguetes siniestros y una diversión módica y distinta para quienes consumen el género con fruición.