Semiótica y ovnilogía del lenguaje.
Resulta que aparecen varias naves extraterrestres en distintos puntos de la tierra. Misteriosos artefactos gigantescos permanecen inmóviles suspendidos en el cielo. Cada gobierno de los diferentes países trata de comunicarse con sus tripulantes para lograr saber el propósito de aquellos seres en su visita a la tierra. Estados Unidos contrata a Louise Banks, (Amy Adams) una lingüista, para poder entablar un diálogo, y así, descubrir sus intenciones. La lingüista debe apurarse puesto que todas las naciones están en pie de guerra por si los ovnis llegaran a ser hostiles. Pero en vez de buscar un lenguaje más amigable y simple Louise intenta enseñarles a leer el inglés y simultáneamente aprender el idioma de los extraterrestres. Es cuestionable que no empiece con un código más afable y analógico. Esto significaría trabajar con imágenes, un código que suponga un signo con una referencia directa a aquello que significa. O sea, en vez de tardar 6 meses en que los extraterrestres aprendan escribir la palabra “humano” en inglés, dibujar un humano para representar la idea. En cambio, lo primero que hace Louise es mostrarles la palabra “human”. Los militares que la contratan le reprochan, con justa razón, que va a tardar mucho en enseñarles a leer. Algo muy raro también es que la escritura de los extraterrestres es tan anómala que parecen manchas aleatorias y caprichosas, contrariamente a los lenguajes, que deberían tener sus lógicas, sus reglas controladas y convenidas. Para no ponernos tan semióticos, lo cierto es que esta científica del lenguaje empieza a tener éxito. No por su sabiduría, sino por cuestiones sentimentales, superfluas y azarosas. Es más, el personaje del científico (Jeremy Renner) no aporta nada como tal, sino que parece servir solo para la historia de amor. Lo peor de todo esto es que Louise, autoritariamente, empieza a tomar decisiones por sobre los gobernantes de todo el mundo, intentando salvar a la humanidad con decisiones unilaterales. La película comete un poco el error que su protagonista. Luego de escenas visualmente imponentes, se empieza a desentender de la importancia de la imagen y se centra en la trama de cómo descifran el lenguaje extraterrestre. Pero es tan aburrida, larga e imposible que con un montaje recopilatorio y una voz en off nos tienen que contar, sin explicarnos, que al fin llegaron a entenderlo. La Llegada parece suponer también que siempre la paz mundial llegará de la mano de una sola persona. No vaya a ser que nos pongamos de acuerdo entre muchos para decidir sobre nuestro propio futuro. Eso sí sería extraño, sería extraterrestre.