El contacto entre diferentes civilizaciones interplanetarias es uno de los grandes tópicos en el género de la ciencia ficción. Si bien el tema central de la nueva película de Dennis Villeneuve (Prisioneros, Sicario) refiere al arribo de visitantes procedentes de otro mundo, se instala en el relato una evidente impronta melancólica y reflexiva sobre el usual estupor y pánico que refleja la humanidad ante tamaño evento en la pantalla.
"La llegada" tiene todo para convertirse en uno de los mejores exponentes de la ciencia ficción contemporánea. Villeneuve propone una película compleja que involucra agudas nociones científicas, justifica así un esfuerzo narrativo por cuidar la esencia de la historia y no sobrecargarla con tecnicismos y abrumadoras sobreexplicaciones. Su modo de presentarnos el contacto con los extraterrestres se acentúa con una naturalidad que resulta poco habitual en el género.
Una vez derribados los dilemas ontológicos pertinentes al ser y su lugar en el universo, la humanidad deberá asumir que no representa el centro de todo. De este modo, "La llegada" le otorga entidad y pone manifiesto al formidable ejercicio de la comunicación en escena, mediante un relato donde la acción está conducida por la labor de “entender” a ese otro/visitante/alienígena y así interpretarlo. Para descifrar su lenguaje (¿incomprensible?), y descubrir sus verdaderas intenciones.
Una estupenda Amy Adams interpreta a la Dra. Louise Banks , una catedrática lingüista a la que acude el gobierno de Estados Unidos ante la conmoción de semejante evento global y así tratar de comunicarse con estos seres... antes de catalogar al evento como una invasión. Ian Donnelly (Jeremy Renner) o el Colonel Weber (Forest Whitaker) acompañan a la Dra. Banks, completando un elenco con la solidez y madurez suficiente para comprender que la historia que los convoca es la protagonista sobresaliente.
Cabe destacar que el film no construye un relato a partir de un guión lineal, dado que arma su progresión alternando entre presuntas nociones de recuerdos, sueños y la realidad, en contraste con los militarizados protocolos a los que deben someterse los científicos al momento de hacer contacto con los visitantes. Estos son sólo algunos de los idóneos recursos narrativos con los que Denis Villeneuve se permite jugar con la audiencia, haciendo de La llegada una película más próxima al cine de autor, y una excusa para hablar de las relaciones humanas.
El guión de Eric Heisserer es una adaptación de la novela “La historia de tu vida” de Ted Chiang (1998), que circunda en el género de la ciencia ficción con una profunda y filosófica reflexión sobre la libertad de elección y el paso del tiempo, en un relato que se presenta de forma no lineal.
La película no pretende abordar al espectador desde la recurrente parafernalia visual de una superproducción de estudio, su objetivo es vincularse con el espectador desde un laborioso arco dramático signado por alegóricas referencias cíclicas: donde el principio y el final resultan relativos al juxtaponerse, así adquieren un nuevo significado. Esto, por cierto, recuerda mucho a la obra de Terrence Malick. Pero, en esta ocasión, inherente a un relato de ciencia ficción, mediante instancias sublimes convocadas desde bellísimas imágenes conjugadas a partir de una inusual narrativa poética.