No está mal esta película cuyo plot tiene un par de trucos de otras películas (el problema de comunicación de la desaforada Marea Roja; el dilema “amigos-enemigos” con los extraterrestres de El día que paralizaron la Tierra) y que decide dejar de lado la acción para quedarse con el suspenso de tratar de entender. Llegan unos extraterrestres, Amy Adams es aquí una lingüista y la cosa es trata de comunicarse con los bichos de afuera. Pues bien, un mensaje que puede interpretarse de maneras distintas hace que un país (adivinen si es China...) quiera reventar a los aliens a bombazos. Villeneuve decide que esta carrera contra el tiempo es ideal para, además, contar un cuento sobre el tiempo, precisamente, pero decir más es deshilvanar la trama. El rompecabezas -el crucigrama, para el caso- está bien ensamblado. Hay además un intento de dar vuelta el lugar común de “personaje motivado por tragedia personal que hace lo imposible”, que no deja de ser saludable aunque, tampoco, algo más que un truco de guión. Menos inteligente que ingeniosa, pero muy entretenida.