Un exponente de verdadera ciencia ficción.
Hablamos con mucha frecuencia de la ciencia ficción para referirnos a aquellas películas que transcurren en el futuro, en el espacio, donde hay láseres, extraterrestres y tecnologías asombrosas que supera cualquier realidad. Sin embargo, todos estos símbolos del género están arraigados en la ciencia por sí misma, y es necesario recordar que la ciencia ficción es, por definición, una forma de ficción que se basa en el conocimiento científico. Quien esto escribe no pretende darles clase de historia del cine, sino que recuerda la etimología pura del término porque es la que mejor le sienta a una película como La Llegada.
El lenguaje de los signos:
Una especie extraterrestre llega a la tierra y, para saber cuáles son sus intenciones, el Ejército de Estados Unidos recluta a la Dra. Louise Banks, una lingüista que está tratando de sobrellevar una reciente tragedia personal. Su misión será descifrar el lenguaje de estos seres para averiguar cuál es su objetivo en la Tierra.
Decir que La Llegada es un guión solido desde lo estructural sería una definición incompleta, ya que sus virtudes yacen en más lugares que ese. Es una historia que juega mucho con las nociones del tiempo, y si bien cede de tanto en tanto al cliché de “milicos que buscan reventar a los aliens, cuando estos sólo se quieren comunicar”, encuentra la manera de hacer atrapante e interesante algo tan cerebral como la búsqueda de un lenguaje común.
La narración podría haber muerto en una fría búsqueda científica, pero el guión tiene la suficiente inteligencia de sembrar en sus primeros minutos los motores emocionales de la protagonista. Minutos breves pero intensos que nos dicen todo lo que tenemos que saber sobre ella.
Tenemos a una conmovedora Amy Adams sobre quien descansa una gran parte del peso de la película; su expresividad y sensibilidad son cruciales para sacar adelante una gran mayoría de las escenas. Junto a ella tenemos a un Jeremy Renner que provee un sólido acompañamiento (sumando una ocasional cuota de humor e ironía), y un sobrio Forest Whitaker como el alto oficial militar que corta el bacalao en la operación.
La fotografía y efectos visuales son eficientes pero los lauros se los lleva el cuidado diseño de producción. Cabe aclarar que el montaje es una herramienta esencial para que esta peculiar propuesta narrativa tenga sentido. No sólo se adapta muy bien a los juegos con la percepción del tiempo, sino que tiene un gran sentido de la elipsis.
Conclusion:
Si esperan la típica película de una invasión extraterrestre, La Llegada los va a desilusionar. No se dejen engañar por los posters; no hay nada en su narración, actuación o propuesta visual que apunte a ello. Es una película que te hace trabajar la cabeza desde el primer fotograma; sobre el tiempo y el lenguaje como un camino hacia las emociones. Si son atentos y están abiertos a sus verdaderas intenciones, van a encontrarse ante una película profunda como pocas.