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Hipnótica, lúcida, seductora. La nueva película de Denis Villeneuve es todo eso y mucho más. La llegada (Arrival) inicia cuando doce naves extraterrestres comienzan a arribar a la Tierra, el mundo entra en pánico y un grupo de altos mandos militares piden ayuda a la experta en lingüista Louise Banks (Amy Adams) para intentar averiguar si los alienígenas vienen en son de paz o suponen una amenaza para el planeta. De a poco el personaje de Adams junto al astrofísico Ian Donnelly (Jeremy Renner), intentará aprender a comunicarse con los extraños invasores, poseedores de un lenguaje propio, para hallar la verdadera y misteriosa razón de la visita extraterrestre.
La llegada efectivamente trata sobre extraterrestres, pero es mucho más que eso. El guion de Eric Heisserer utiliza una manifestación de ciencia ficción para indagar sobre otras teorías mucho más enredadas y filosóficas, como el sentido de la vida, para desembocar en una exploración interna acerca de lo que somos como humanos. Con la ciencia ficción presente en todo momento y homenaje a Isaac Asimov y Arthur C. Clarke, el film mantiene una estética y atmósfera particular, donde el director se da el lujo de enfocarse de forma intensa en esa incitación a la reflexión a la que nos convoca.
Maravilloso el trabajo de Amy Adams (¿cuándo no?), quien es fundamental a esta obra, con su emotividad y sus expresiones pausadas. Y Jeremy Renner es el apoyo necesario para esa dualidad que se da entre los protagonistas.
La preciosa fotografía, los maravillosos efectos visuales y la musicalización de Jóhann Jóhannsson le aportan esa distinción contra otras películas de la temática. La teoría lingüista en la que se basa (la adquisión completa de un nuevo lenguaje) es real y es complicada de explicar, dado que promueve cambios en las conexiones neuronales de nuestro cerebro y en nuestra percepción de las cosas. Pero todo pareciera estar milimétricamente insertado para que funcione de forma correcta y se logre comprender.
En un género tan explotado como la invasión alienígena, el film de Villeneuve se distingue del resto principalmente por la forma en la que está realizado y ejecutado. Es verdad que por un momento todo se plantea más simplista de lo que seguramente sea, pero el enfoque filosófico sobre el que se construye la película, actúa de manera perfecta, para salir de la sala con esa sensación de que pasaste casi dos horas viendo algo que gana en originalidad.