La ópera prima de la joven Mayra Bottero ya había tenido su función en el Gaumont cuando se preestrenó en diciembre pasado, ante un público que, mayormente, consistió en familiares y amigos de las víctimas de Cromagnon. Es que se cumplieron en diciembre del 2014, 10 años del episodio que enlutó y sigue enlutando a la ciudad de Buenos Aires. En la calurosa y fatídica noche del 30 de diciembre de 2004 194 jóvenes murieron en aquel local nocturno detrás de la estación de Once, cita por entonces de la cultura del rock emergente de la ciudad de Buenos Aires, regenteado por el dueño del underground porteño: Omar Chaban. Y este documental se pone a contarlo.
El KM 0 en esta historia es ese. “Para estar de este lado, se necesita solo un minuto. En un minuto, podes estar con un cartel y una foto colgada” dice una de las madres de una víctima. A Bottero le toma poco más de una hora y media documentar, retratar y reflexionar sobre la tragedia, poniendo énfasis una y otra vez en la responsabilidad del Estado, con su “cadena de complicidades” y la situación de corrupción generalizada que hicieron de Cromagnon un verdadero caso testigo de cientos de otros episodios catastróficos. En esa hora y media, la concentración de frases, documentos, testimonios, fragmentos de noticieros de TV, marchas, canciones tiene una contundencia y una fuerza en sí misma pero tambien en la poética que la pone a la luz. El documental no se va en rodeos, toma la tesis de esa otra madre y la desarrolla: hay que dejar de hablar de “Estado ausente” hay que empezar de hablar de un “Estado presente” que es el que crea, sostiene y construye trampas mortales para los ciudadanos.
Cierto que hubo un antes y un después de Cromagnon que costó el puesto de un funcionario ejecutivo por primera vez en la historia y que a partir de ahi la búsqueda de justicia siempre es una esperanza.
Del lado de las organizaciones no queda nada afuera: para elegir a quién comprender hay que saber y sentir. Y en ese entramado está el acierto de Bottero: su documental hace saber y hace sentir. La voz en over constituye una capa que busca producir certezas, sin ser reiterativa: de cada victima de una tragedia, 400 personas se ven afectadas por tener alguna vinculación. Por lo cual el cálculo da que 1 millon 600 personas tienen recuerdo de esa noche. Los datos concretos se entrelazan tambien con los datos de las otras masacres armando un probable calendario de la muerte: la de Luciano Arruga, la Tragedia de Once, Marita Veron, las inundaciones, Once, Puerta 12, MarzoAmia, Lapa, Carmen de Patagones, Colegio Ecos, Rio Tercero, 19 y 20 de diciembre. A cada mes le va una pancarta.
La lluvia es tambien no verte, no se olvida de esas otras masacres al contrario, las narra sin melodrama. Y lo hace también desde el dolor de los que siguen recordando y reclamando justicia.
Se estrena mañana 23 en el Arte Cinema y el 30 de julio en el Gaumont.