Cromañon, una herida abierta
La lluvia es también no verte es un documental sobre la tragedia de Cromañon, el acontecimiento que implicó una de las luchas sociales más importantes de la última década. La propuesta de su directora, Mayra Bottero, intenta profundizar en las marcas imborrables que dejan las tragedias evitables en la sociedad. La pregunta que guía el recorrido de la voz en off durante todo el film pareciera ser qué implica hoy el reclamo de justicia, a 10 años del incendio del boliche de Once.
La película se centra en dos aspectos: el testimonio de los familiares de las víctimas y los sobrevivientes de aquel 30 de Diciembre donde 194 personas perdieron la vida y cientos más resultaron heridos. Y por otro lado, en el tratamiento que los medios hicieron del hecho. Este enfoque, que privilegia la mirada de los damnificados posicionándolos en el centro de la escena, elige dejar por fuera el testimonio de los acusados y condenados. El punto de vista de Chabán, Fontanet e Ibarra y demás funcionarios acusados llegan al espectador sólo a través de la reconstrucción de recortes periodísticos y entrevistas. En este caso, Bottero eligió una impronta que revisa esos testimonios en lugar de buscar su palabra- que fue tan “manoseada” por los medios- y hoy a 10 años de la tragedia, hubiese sido interesante indagar (con la excepción del principal imputado, Omar Chabán, que falleció el año pasado).
En ese sentido, el documental le da protagonismo a las voces de los que atravesaron el dolor: voces desoladas, indignadas, reconstruidas, tanto de los allegados a las víctimas que perdieron su vida en el recital, como de los sobrevivientes, quienes hoy transitan su presente con sosiego pero también con desilusión, con impotencia pero también con un poco de consuelo. Lejos de caer en un golpe bajo, la instancia donde familiares gritan- al unísono y a su modo personal- un reclamo de justicia grupal, es rescatable porque en ese grito pueden verse representadas cientos de familias más. La justicia, que para algunos representó ver a los responsables bajo rejas -luego de una ardua lucha que implicó un fallo y luego su revisión y condena- para otros, también significó llorar tranquilos a sus seres queridos y empezar otra vez. El documental profundiza en dos historias de revancha: la madre de una víctima y la hermana de un joven fallecido, quienes a través de la música en el primer caso, y a la posibilidad de ser madre, en el segundo, convirtieron el dolor en un motor de lucha, pero también de valor. Por eso, el concepto de justicia que construye Bottero a lo largo del film, es también simbólico, al referir, de alguna manera, a las luchas internas que ganaron a sí mismos los allegados a la tragedia y cómo eso se imprime en la forma en que proyectan la sociedad de hoy.
Hacia el final, la interesante aunque pretenciosa maniobra de poner en la misma hilera a las tragedias la Amia, Lapa, Ecos, Once, entre otras, es meritoria por su intención de concientizar sobre pasadas tragedias evitables y prevenir sobre futuras, actuando como epopeya de una suerte de nunca más. Pero, si bien estos distintos significantes (Cromañón- Lapa-Ecos- Once, etc) engloban injusticias sociales, la forma de enunciación termina siendo ambiciosa, al generalizar distintos contextos, lugares y actores sociales.
La lluvia es también no verte es un film que merece ser visto porque invoca a una herida social aún abierta por la negligencia y la falta de control que operó en el acontecimiento fatal que nubló el fin de año del 2004, y para siempre jamás la vida de miles de familias, jóvenes y al rock. Por lo demás, este film no es sino un intento de describir cómo reacciona la sociedad frente a lo ineludible, e indagar en la reconstrucción social del concepto de justicia en lo colectivo y también en lo individual.