El país que no miramos
Aunque limitada en su factura, esta película propone una contundente exploración sobre las secuelas íntimas y sociales que sigue dejando -tras más de una década- el caso Cromañón.
La lluvia es también no verte (Argentina/2015). Guión y dirección: Mayra Bottero. Fotografía: Fernando Lorenzale. Edición: Valeria Racioppi. Sonido: Manuel de Andrés. Duración: 93 minutos. Apta para todo público. Salas: Centro Cultural Konex y Espacio INCAA - Artecinema de Constitución. A partir del 30/7 en el Espacio INCAA KM 0 – Gaumont.
Este documental de la debutante Mayra Bottero intenta desentrañar, a diez años de la tragedia de Cromañón, algunas cuestiones que escaparon a la cobertura periodística. Quienes deseen encontrar detalles desconocidos deberán saber que no estamos ante una investigación con revelaciones inesperadas. La lluvia es también no verte tiene, sobre todo, dos ejes: acercar el pensamiento y las sensaciones de aquellos que sobrevivieron al incendio (y de los familiares de las víctimas); y exponer las deficiencias desde el ámbito público o directamente la corrupción estatal que permitieron que una catástrofe de estas dimensiones (194 muertos) ocurriera.
Es en su aspecto íntimo, visceral, desgarrador, que La lluvia es también no verte encuentra su razón de ser, su principal hallazgo. La reconstrucción del hecho y de las sucesivas instancias judiciales es apenas correcto, las incursiones de la propia Bottero con un off demasiado escrito (“literario”) quitan más de lo que aportan, pero el film alcanza una bienvenida potencia cuando deja que sean los protagonistas de los hechos quienes expongan todos su dolor, su bronca, su frustración y sus deseos.
Bottero y varios de los que prestan sus testimonios van más allá de Cromañón para ampliar la responsabilidad del Estado a otros hechos, como los choques de trenes, los accidentes aéreos o las consecuencias de las inundaciones. Es una tesis interesante, valiosa y atinada, que quizás merecía una mayor profundización. La lluvia es también no verte no es formalmente un documental demasiado logrado (es incluso bastante limitado), pero tiene la valentía y el rigor de darle voz e imagen a aquellos que la sociedad prefiere esconder. El país que no miramos...