Reza por el demonio.
En el cine del terror la temática religiosa es muy recurrente y por obvias cuestiones: por la lucha antagónica del bien contra el mal, en la figura demoníaca, en su carácter místico, también junto al lado oscuro que puede habitar en cualquier ser humano y un día puede salir a la luz. Basada principalmente en la fe católica, este subgénero toma una fuerte impronta sobrenatural. Posesiones, exorcismos, cultos, fanatismo y estigmas son algunas de las representaciones narrativas y visuales en que el terror religioso se apoya y luego da desarrollo a sus tenebrosas historias.
La monja, que es aquella mujer que pertenece a una congregación religiosa y ha consagrado su vida a Dios, dio a su vez vida a otro subgénero dentro del terror religioso llamado Nunsploitation. Este particular tipo de cine, que tuvo su época de apogeo en los años 70’s en Europa, tiene en muchos de sus exponentes un marcado carácter comercial, pero también de muerte, erotismo y sexualidad, en una polémica contraposición al celibato y los buenos hábitos que estas mujeres de fe deben respetar y llevar a cabo a lo largo de su camino religioso. Lo prohibido se mezcla con el morbo, haciendo de la represión sexual y religiosa su principal enfoque.
La luz del diablo (2022) es una película de terror dirigida por el realizador Daniel Stamm, que se cataloga dentro del Nunsploitation, aunque enfocada en una joven monja, la hermana Ann (Jaqueline Byers), que se prepara por primera vez en su vida a llevar a cabo un complejo exorcismo. Aquí el conflicto se presenta cuando la mujer quiere cambiar algunas reglas del cristianismo, para poder lograr convertirse en una exorcista, actividad que históricamente solo es llevada a cabo por sacerdotes o monjes.
La luz del diablo es una propuesta más dentro del género del terror, de otras programadas en el mes de Octubre y a propósito de la festividad de Halloween, la víspera de Todos los Santos. En esta tradición de origen celta y que se celebra el 31 de Octubre de cada año en países como Estados Unidos, Canadá y Reino Unido, es una norma el visionado de films de horror. Para el caso, esta película no ofrece demasiada novedad, aunque algunas secuencias son verdaderamente espeluznantes. La presencia de un demonio que persigue a la hermana en diferentes momentos de su vida será crucial y la pondrá en varias situaciones límite, tanto para la persona poseída por esta entidad maligna, como para ella misma. Su viaje al Vaticano, cuna del catolicismo, será fundamental para aprender cómo combatir a las fuerzas del mal.
El guión de la película está a cargo de Robert Zappia, logrando un relato bastante convencional dentro del subgénero. El elenco está integrado por Jaqueline Byers, Virginia Madsen, Christian Navarro, Colín Salmon y el estupendo actor británico Ben Cross, en su último papel antes de morir y a quien está dedicada la cinta.
La luz del diablo rinde un digno homenaje a otras películas de similar temática como El exorcista (William Friedkin, 1973), la madre de todos los films sobre posesiones demoníacas, o El exorcismo de Emily Rose (Scott Derrickson, 2005). El resultado no es tan malo: La luz del diablo asusta y aterra por partes iguales.