Ser padre en un mundo inestable
“La luz del fin del mundo” (Light of my life, 2019) es una película dramática dirigida, escrita y protagonizada por Casey Affleck (Manchester junto al mar, A ghost story). Completan el reparto Anna Pniowsky, Tom Bower, Elisabeth Moss, Hrothgar Mathews, Thelonius Serrell-Freed, entre otros. La cinta tuvo su premiere mundial a comienzos de año en el Festival Internacional de Cine de Berlín.
Luego de una peste llamada QTB que acabó con la población femenina, un padre (Casey Affleck) deberá proteger a su hija Rag (Anna Pniowsky), la cual es inmune. Manteniendo una vida nómade en donde siempre deben mantenerse alerta, los dos intentarán sobrevivir a base de reglas mientras el gélido invierno se aproxima.
Recordándonos al filme apocalíptico “La carretera” (The road, 2009) y a tantos otros en donde se nos plantea un mundo solemne y desequilibrado, Casey Affleck en esta oportunidad decide enfocarse en la relación entre padre e hija cuando todas las demás personas que quedaron en el planeta resultan una amenaza por no saber a ciencia cierta cuáles son sus intenciones. De esta manera, el hombre toma la posición de no permitirle a Rag que se vista con ropa de mujer, por miedo a que cualquiera descubra su género y quiera secuestrarla para otros fines. Sin contar con muchas explicaciones, lo que puede generar que a muchos la película les parezca lenta, el trabajo como director de Affleck se destaca por ser atmosférico, intimista y con clara atención a la construcción de sus personajes protagónicos.
Luego de participar en series y largometrajes que se estrenaron directamente por televisión, la joven Anna Pniowsky aquí demuestra que como actriz tiene un futuro promisorio. No solo Rag parece ser la única niña que queda en la Tierra, sino que la joven está próxima a atravesar la pubertad, con todos los cambios que eso conlleva. Con una curiosidad típica de la edad que se manifiesta a través de preguntas creativas y profundas, además de unas ganas irrefrenables de establecer su punto de vista ante determinadas situaciones, la interpretación de Anna Pniowsky es uno de los mayores aciertos del filme.
Como el vínculo entre el padre y la hija resulta genuino en todo momento (gracias no solo a las actuaciones sino también a los diálogos sinceros), Affleck consigue que el espectador mantenga el interés y tema por el bienestar y seguridad de estas personas. Sin embargo, algo que sí se siente poco trabajado es el desenlace, ya que resulta brusco, dejándonos con ganas de ver más de Rag y su padre. Unos minutos más de metraje no hubiesen molestado en absoluto.
A pesar de ello, “La luz del fin del mundo” se alza como otro buen filme de supervivencia, en este caso centrado en mostrar el gran afecto y dificultad que reúne la paternidad. Tanto detrás como delante de cámara, Casey Affleck demuestra autenticidad, corazón y responsabilidad por lo que quiere contar.