Una nueva película post apocalíptica, y van…
Debo admitir que en parte me entusiasmé al ver el primer avance de esta película cuyo guion y dirección pertenecen al Affleck menos conocido, pero no por ello menos relevante. Lo que podría dejar de ser así, al menos en términos de lo que la fama y el reconocimiento simplón suelen ser, si no hubiera pensado una película intimista sobre la humanidad y sus oscuridades en medio de un embrollo en el que él mismo se mete, contando la historia de un padre y su hija y las circunstancias que deben enfrentar en su camino en la búsqueda de un lugar seguro, que cambia todo el tiempo. Mientras tanto, como es la única mujer con vida (las demás, incluida su propia madre, quien vuelve en flashbacks explicativo-emocionales, fue aniquilada por un virus de rápida expansión) debe esconder el género al que la niña pertenece para no ponerla en peligro.
Si bien tiene puntos altos, decae de tanto en tanto, con algunas situaciones inverosímiles (sí, a pesar de ser una película que crea un universo en el que las reglas son nuevas, a veces cuesta creerlas) y con algunos simbolismos más o menos bien logrados responde a algo de lo que ofrecía en primera instancia, perdiendo luego la línea de creación de la historia en lo que podría ser una película sensiblera y sin demasiada expansión creativa.
La mixtura de géneros que Cassey Affleck utiliza puede ser una buena idea en general, pero hace agua cuando se quiere forzar ello animando un encuentro de dos estilos narrativos, dos miradas sobre un mundo difícil en el que estamos expuestos a cierta crueldad, cierto miedo, a la angustia y a la inseguridad del mañana. Y tal vez, también, de hoy.
De todos modos, y a pesar de ciertas fallas en la estructura y la utilización de la emocionalidad para armar la narración, puede verse más o menos de manera aceptable y es menos hiriente en lo visual que otras películas que se presentan en un mismo tono.