Casey Affleck da muestras de que la distopía todavía puede ser un género a explorar gracias a un enfoque innovador y la química que él transmite junto con una incipiente actriz protagonista.
Casey, el menor de los hermanos Affleck, se encarga de protagonizar, dirigir y escribir La Luz Del Fin del Mundo (Light of my Life, 2019), un drama que utiliza la distopía como enfoque central y que a partir de ahí plantea un futuro no muy lejano en donde las mujeres, o su mayoría, murieron en todo el mundo a causa de una pandemia global. Dentro de ese contexto, podemos ver cómo se encuentra este mundo abatido gracias a la supervivencia de un padre (Affleck) y su hija Rag (Anna Pinowsky) que a través de diferentes situaciones, en donde se puede ver cómo el mundo que se conocía ya no existe, el hecho de que Rag sea una mujer no es del todo una buena noticia para ella y tampoco para él.
Simple, efectiva y conmovedora. Por ahí van los mejores adjetivos que pueden ser utilizados para describir este nuevo trabajo de Casey Affleck. De menos a más en cuanto a su ejecución, ésta película muestra como ahondar en mundos distópicos que no habían sido explorados previamente y que las ideas existen, sólo hay que buscarlas, encontrarlas y confiar en ellas. La película es una muestra de cómo un guion bien ejecutado puede hacer que una premisa a priori simple, pueda convencer al espectador desde el momento inicial con algo tan “sencillo” como una conversación entre un padre y su hija con todo lo que eso conlleva a pesar de que por algunos momentos esos diálogos, que son recurrentes a lo largo de toda la película, pueden terminar siendo un poco pesados por una cuestión de extensión temporal y a la poca utilización de medidas estéticas que pudiesen alivianar el relato. Aún así, la cinta tiene una puesta en escena muy interesante en donde la fotografía y sus colores tiene un sentido mucho más metafórico que llamativo a los ojos del espectador. Muchos planos o incluso escenas son más descriptivos que algunos diálogos y eso de una película que rodea la ciencia ficción habla más que bien de ella. También es verdad que a lo largo del desarrollo de la historia uno podría esperar que el tercer acto pudiera tener la misma fuerza e importancia que los dos previos, pero eso no se da. A lo largo de sus dos horas de duración, el film no termina de cerrar un panorama para los protagonistas y da la sensación de que con una utilización diferente del tiempo de metraje en algunos pasajes la impresión final del filme podría haber sido mucho más convincente.
Las actuaciones del experimentado Affleck cómo de la incipiente Pinowsky convencen desde un primer momento gracias a la química inmediata que se nota entre ellos. Con ambos se logra una conexión inmediata y el desarrollo que llevan a cabo sus personajes terminan mostrando como se puede contar una historia enfocada en sólo dos miradas de una manera más que interesante. Si bien hay otros intérpretes en el elenco, algunos de mucha valía como Elisabeth Moss, ninguno logra tener la participación necesaria como para subirlo a un podio de evaluación.
La Luz del Fin del Mundo termina siendo una película más que convincente que no logrará ocupar puestos altos de ningún ranking de fin de año debido a que su desenlace no condice con lo bueno que se supo construir en sus dos primeros actos.