Recuerdo cuando en 2000 se estrenó Solo por hoy saludamos la llegada al cine de Ariel Rotter como la aparición de alguien que se destacaba entre los nuevos directores por su originalidad y talento. El otro confirmó en 2007 esta apreciación, y ahora La luz incidente es la tercera prueba de ello.
Rotter se toma su tiempo para elaborar cada obra, y los resultados nunca decepcionan. Su última película vuelve a los años '60 con una reconstrucción de época admirable. El blanco y negro ya imprime a la trama de una atmósfera de cierta melancolía, la apropiada para un conflicto de pérdida y duelo.
La mujer (Erica Rivas) ha perdido un esposo joven, padre de dos niñas, y un hermano, en el mismo accidente de ruta. La familia ha quedado fracturada, los hombres faltan y mientras la mujer se abandona en el dolor de su duelo, la abuela (la estupenda Susana Pampín) trata de sostener y estimular para reconstruir la vida.
Rivas pone una vez más todo su talento para componer ese personaje de clase alta, arrasado por la pérdida inesperada, en sus tiempos muertos del dolor, el desánimo, la desesperanza. Su vida futura es un terreno desconocido, empeorado ahora que falta incluso el proveedor material de esa familia. La estética del film y la fotografía de Guillermo Nieto remiten al cine argentino de los '60, pero también al melodrama de Michelangelo Antonioni.
Mayormente filmado en interiores, con encuadres cerrados, muchas veces dominados por los marcos de puertas y ventanas, encerrando, limitando el accionar de esa mujer. La época, decíamos, minuciosamente recreada no sólo en la ambientación sino también en los personajes, vestuario formal, cabelleras sujetadas, o artificiosamente armadas, y en lo ideológico, por el desgarro que significa la falta del hombre en la estructura familiar.
En medio del duelo, surge otro, un hombre posible que podría llenar ese vacío, aun ante las resistencias de Luisa. El film no está exento de toques de humor, como en la genial secuencia de las fotos familiares. Y Marcelo Subiotto es el actor para ese rol, completando un trío excepcional.