Este film de Ariel Rotter narra el duelo de una mujer con dos hijas pequeñas que ha perdido a su marido (gran trabajo de Erica Rivas) y la relación naciente con otro hombre (Marcelo Subiotto, también perfecto) con un esplendor visual que es poco común en el cine nacional. La película, que recuerda aquel cine de Torre Nilsson de los sesenta, tiene la virtud -y un poco también, el defecto- de transcurrir en un mundo casi aparte, donde “lo argentino” se disuelve en el drama. Un film original.