El primer plano de la primara escena de la Luz Incidente da testimonio certero de todo lo que vendrá y del film que veremos: algo poco común enmarcado en una fotografía bellísima.
Aclaro que no es una película para todos porque nos encontramos con una cinta exhibida en blanco y negro con una historia muy intimista narrada en tiempos poco convencionales para los estándares actuales.
Es un muy buen film pero no para todos paladares. Te tienen que gustar las cosas poco comunes para disfrutarla.
En mi caso particular aún no me la puedo sacar de la cabeza desde hace un par de días, cada tanto vienen imágenes a mi mente, analizó el por qué y la respuesta que encuentro es lo bien contada en planos que está.
Ariel Rotter logró una estética que te apabulla desde la fotografía y con el uso prolongado de geniales encuadres y varios travelings entre los cuales destaco uno circular muy largo que me dio una sensación de mareo.
Y en ese mareo es justamente donde empatizo y descubro el descomunal trabajo de Erica Rivas.
A través de ella espiamos la vida de Luisa y como su mundo se desmorona luego de la muerte de su marido hasta que conoce a Ernesto, un genial Marcelo Subiotto.
Juntos brindan secuencias formidables y verdaderas clases de actuación en donde los detalles son todo porque si analizamos la historia de manera fría nos encontraríamos con algo muy simple y común.
Desde el comienzo y hasta el largo plano final que se va de foco para darle lugar a los créditos nos sumergimos en hermosa experiencia cinematográfica. La única contra es que no será del agrado general sino algo más propio del nicho cinéfilo de autor.