Fontán y el cine experimental
El realizador Gustavo Fontán hace un cine muy personal, alejado de la narrración convencional. Su película es una sumatoria de imágenes en primer plano o plano detalles de paredes, agua que corre, insectos y reflejos sobre paredes. Su intención de abordar un universo diferente está clara, y en La madre, el espíritu claustrofóbico de una relación madre-hijo, a la que se suma Tamara, la joven novia del protagonista, es la que domina el relato.
Una madre y un hijo adolescente quie comparten una misma casa, un padre ausente y una mujer que ha perdido la sensación de ser deseada y se sumerge en extraños sueños. Todo está preparado para que el hijo deje el hogar.
En La madre hay pocos diálogos y la explosión de esa relación no llega nunca. Todo es parsimonioso y hermético. Lo que no estaría mal si resultase interesante o atrapante. Acá, sucede todo lo contrario. Desfilan las imágenes y no se transmite nada.
La pregunta es: ¿al público le interesa este tipo de propuestas?...