Poético retrato maternal
A través de un elaborado tratamiento estético, Gustavo Fontán nos cuenta una pequeña -y opresiva- historia.
El relato de La madre se construye en esa tensión entre el deseo personal y la responsabilidad hacia el otro, de un hijo resignado (Federico Fontán) que observa a su progenitora (Gloria Stingo). Con un tratamiento más poético que narrativo, el guión se llena de largos planos detalles y primeros planos, que limitan las informaciones argumentales. Y los silencios caracterizan a los personajes en una casa despojada en la que se respira un clima opresivo.
La estética y la fotografía, el uso de luz natural como única fuente de iluminación, son propios de la filmografía de Gustavo Fontán (director de La orilla que se abisma, en 2008, y El árbol, en 2006) y brindan algunas bellas composiciones de cuadro, pero que no ayudan a terminar de entrar en la historia. Quizás el uso de los espacios minuciosamente retratados y los planos fijos también ayuden a esto. Una forma no tradicional de contar una pequeña historia, que de a ratos se vuelve larga.
En 2009, La madre se presentó en el 11° Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI) en la Selección Oficial de Competencia Argentina.