La historia oficial
El filme impone desde su inicio una sana trampa para el espectador, si bien la historia que narra se ubica temporalmente en 1983. en el espacio de una escuela secundaria, las primeras imágenes dan cuenta del paso del tiempo, de un tiempo, puede ser un año o más.
Las estaciones se van sucediendo rápidamente en las imágenes a cámara casi fija en el exterior del inmueble. Luego, en montaje paralelo, en un mismo espacio, otra vez con diferencias de tiempo, en este caso horas, no años, vemos a quienes serán los protagonistas de la historia, los alumnos y quienes terminan siendo sus padres.
El tema que desarrolla es el abuso de poder, casi implicando al texto de Umberto Eco “Apocalípticos e Integrados” (editorial . Tusquets) en un análisis socio-político del texto.
No sólo como metonimia de la corrupción en el sistema comunista, sino. y simultáneamente, como metáfora del sistema capitalista. De hecho el final de la realización da cuenta clara de esto último.
También puede verse como otra representación de acceso que tiene en la actualidad, y en forma de revisionismo histórico de ese periodo de tiempo.
Las sinopsis, todas mayormente demasiado livianas, sólo para funcionar como medida para ser vendida, en este caso reza que la historia se sitúa en el año 1983, en plena época comunista, es verdad, pero no comienza ahí. El lugar de las acciones es Checoslovaquia. Maria Drazdechova (Zuzana Mauréry) es la nueva profesora, en realidad no lo es, los nuevos son los alumnos que acaban de pasar de un año a otro superior, lo cual no es un dato menor ya que es parte del discurso que parece querer instalar el director. Para ellos, ella es nueva, para ella, ellos son nuevos.
Un colegio situado en un suburbio de Bratislava, bajo una apariencia cándida, la profesora va a poner en práctica un curioso, cuestionable, y perverso al fin, método que nada tiene de pedagógico. La cuestión temporal instalaría aquí la duda sobre si es la primera vez que hace lo que muestra el filme, a la postre basado en hechos reales contados por uno de esos alumnos.
Tras pasar lista y anotar en un cuaderno la profesión de los padres de cada uno de sus alumnos, la profesora empezará a solicitar pequeños favores a estas familias apelando a la amabilidad hacia una “viuda desamparada” como ella, con importantes conexiones en el partido comunista.
Eso sí, los menos dispuestos a colaborar con la profesora sufrirán las consecuencias con despiadados castigos a sus hijos, hasta que la tragedia se hace presente en formato de una niña. Todo se va de control. Para detener este creciente abuso de poder los padres de familia son citados por la dirección del colegio. Claro que las fuertes relaciones de Drazdechova con el Partido Comunista harán que sean los perjudicados por los actos de la profesora, y aquellos que tengan condescendencia con ellos los que acaben sintiéndose amenazados.
Con idas y vueltas todo se desarrolla en una noche, en una reunión con las directoras del establecimiento, mostrando lo narrado por todos los involucrados mediante el montaje paralelo, trabajados desde el recurso del punto de vista instituyendo, para eso, la analepsis como mecanismo de identificación de las historias de cada uno, como una progresiva construcción que deriva en la urgencia de la reunión.
Este filme con supuesto trasfondo histórico y presencia actual está dirigido por el checo Jan Hrebejk, quien termina eligiendo una estética austera, sin casi utilización de banda de sonido en tanto música, si un muy buen diseño sonoro de alto contenido narrativo. Dirección de arte impecable en su reconstrucción de época y utilizar la fotografía pastel, por momentos fría, desde la iluminación y una cámara que pone la distancia necesaria para que no quede en el relato de uno o dos, sino en una historia de todos
(*) Realizada en 1983 por Luis Puenzo