La mala verdad

Crítica de Fredy Friedlander - Leedor.com

Miguel Ángel Rocca posee una importante experiencia en cine como productor cinematográfico, junto a su socio Daniel Pensa. Juntos habían codirigido “Arizona Sur” hace algunos años. Ahora Rocca se lanza en forma individual en la dirección de un veterano actor de casi 90 años. Nos referimos a Alberto de Mendoza quien con 150 películas en su haber regresa al cine con “La mala verdad”, componiendo a un personaje cuyos costados más oscuros se irán revelando a lo largo del metraje del film.

El actor, que debutó en cine en 1939 en un pequeño rol en “…Y mañana serán hombres” de Carlos Borcosque (padre), compone aquí a un abuelo autoritario y con particular debilidad por su nieta Bárbara (debut consagratorio de Ailén Guerrero) de apenas diez años.
El extraño comportamiento de Bárbara en el colegio, manifestado entre otros rasgos por extraños dibujos que la niña compone, no pasan desapercibidos por su maestra (Jimena de la Torre) y sobre todo por la psicóloga del establecimiento educativo (Malena Solda).

Los diversos intentos de esta última en entrevistar a la madre (Analía Couceyro) no parecen prosperar ya que en su lugar aparece siempre el abuelo o la pareja de la progenitora (Carlos Belloso).
Hasta que un día decide ir a visitar a la madre a la librería familiar donde trabaja y sus sospechas de que algo extraño pasa en la familia parecen confirmarse. Pero serán ahora las propias autoridades del colegio las que pondrán freno a su investigación y provocarán el alejamiento de la profesional.

El director no eligió el formato de “thriller” para “La mala verdad”, ya que desde el título mismo el espectador adivina que existen sentimientos enfermizos que vinculan a varios de los miembros de esta familia. Prefirió más bien un formato de denuncia de hechos que son más comunes de lo que parecen y que paradójicamente han aparecido últimamente en forma recurrente en los medios informativos escritos y audiovisuales.

Tema poco tratado por nuestro cine y que finalmente encuentra en Rocca a alguien que con valentía decidió enfocarlo. Hay en particular un personaje aún no nombrado y cuya breve aparición, cerca del final del film, resulta fundamental en la resolución de la trama. Nos referimos al tío abuelo de Bárbara, que con maestría compone Norman Briski y que le permitirá a la niña, en una hermosa escena, finalmente desentrañar la identidad de su ausente padre.