Desde México, con terror
El film trata sobre una de las leyendas mexicanas más populares, el espíritu de una mujer que deambula por las calles en búsqueda de niños que suplanten a los suyos, a quienes ella misma mató.
Es curioso cómo percibimos el miedo. El susto es un mero sobresalto, pero el temor tiene que estar arraigado en algún trauma o prejuicio. Un hecho, pensamiento o idea del pasado que nos atormenta. Las leyendas con las que muchos crecen en nuestro país tienen que ver con “el viejo de la bolsa”, “el pombero”, “la luz mala”, y demás supersticiones, o historias pasadas por un teléfono descompuesto, que atraviesan el tiempo y llegan a al presente.
Para algunos como un cuento, y para otros como un rito importante, que merece un respeto similar al religioso. “La maldición de La Llorona”, llega con la referencia “de los productores del universo de ‘El conjuro’”, y quizás relacionarla a esa franquicia ponga en problemas a la película. Con dos filmes excelentes (protagonizados por la pareja Warren) y tres spin-off de regulares o malos resultados (“Anabelle” “Anabelle 2” y “La monja”), la saga de terror más popular de los últimos tiempos intenta repetir el éxito, pero se aleja cada vez más de la calidad de las originales.
En México, país que siempre tomó la muerte como algo muy serio (tienen festividades en su nombre), una de las leyendas más populares es la de La Llorona, que trata sobre el espíritu de una mujer que deambula por las calles en búsqueda de niños que suplanten a los suyos, que ella misma mató ahogándolos en un río. La historia, que comienza con una escena de ese hito inicial, con una madre que mata a sus pequeños, continúa en Los Ángeles.
Nadie sabe cómo ni por qué La Llorona llegó allí, y tampoco habrá explicaciones durante el filme. Lo cierto es que todo comienza con una asistente social (Linda Cardellini) que al creer que una madre es peligrosa para sus hijos, la aleja de ellos, pero ninguna podrá salvar a los nenes del espíritu que quiere llevárselos. Luego, La Llorona posará su atención en sus hijos, y la única manera de ahuyentar al ente maligno será confiar en un extraño curandero (Raymond Cruz).
Con algunas escenas rescatables, principalmente cuando se involucra en el suspenso y no tanto en el terror, la película puede ser entretenida. El problema es que a pesar de su corto metraje (apenas sobrepasa los 90 minutos) su intención por asustar todas las veces que sea posible terminan aburriendo. Quizás con alguna referencia más cercana a “El conjuro”, hubiese funcionado, dando significancia al término “universo”, y no siendo una mera estrategia de márketing.