El público se renueva, las ideas no.
Luego de enterrar a su padre, Alyson junto a su esposo e hija van a cambiar de aire a una nueva casa donde su familia había vivido previamente, pero ni bien llegan empiezan a pasar sucesos sobrenaturales. Quedará en manos de Alyson enfrentar esta problemática que la toca muy de cerca.
Dirigida por el italiano Francesco Piccone, esta propuesta intenta sorprender al evitar los tópicos de maldiciones familiares, fantasmas vengativos y demás, con el giro de un viaje astral de la protagonista para salvar a su familia.
Dead Bride, mejor conocida acá como La maldición de la novia, es otro filme de terror que se suma a una lista interminable de títulos que seguramente se te olviden ni bien salís de la sala, por el sólo hecho que, si bien se vende como algo terrorífico, es cualquier cosa menos eso.
Además de una alarmante carencia de suspenso, la verdad que no encontré ningún elemento de interés que me sorprenda. Como dije antes, ese viaje astral (por medio de un sueño inducido al mejor estilo Freddy Krueger) creo que fue lo mejor de la película, donde vemos un cambio rotundo de fotografía con colores fuertes y un justificativo para que el conflicto no decaiga.
Ahora, la supuesta Novia a la que alude el título, la “vedette” de este convite, lejos está de serlo. Eso incluye una resolución tonta, que se zanja en 5 minutos, pero como suele pasar en el género nos dejan un final abierto.
Cómo si esas cosas pasaran.
Lo más doloroso de esto es que en su tramo final, cuando la película parecía ponerse buena, se resuelve terminar todo abruptamente, dejando varios cabos sueltos.
Los casi 80 minutos de un relato lento no hacen más que eternizar esta película. Una pena porque se pudo intentar algo distinto con mejores resultados. Quedará para una próxima vez.