Un hombre mayor, tan seductor como estafador, lleva una vida tranquila tras haber cumplido una condena por una antigua estafa, lo que cortó la relación con su hijo. Hoy ese hijo es un hombre honrado que se desempeña como empleado en una joyería y, al ser víctima de un robo, se verá obligado a pedir ayuda a su progenitor. No es fácil para este muchacho acercarse a quien durante mucho tiempo se mantuvo alejado de su lado, pero para él la única solución a su problema monetario es tratar de convivir con quien ahora desea ayudarlo a pesar de ese enojo que los tuvo separados.
galería de personajes que transitan por sendas delictivas y por la necesidad de solucionar sus cotidianos problemas, Beda Docampo Feijóo logró una comedia tan simpática como atrevida en la que surge a cada momento la tirantez y la cordialidad de sus protagonistas.
Sin caer en las reiteradas situaciones por las que suelen transitar exponentes del género, el realizador logró aquí mostrar, entre sonrisas y calidez, una historia fresca y humana en la que padre e hijo luchan, cada cual a su modo, por trascender sus respectivas cicatrices producto de ese largo alejamiento. Por su parte, Gonzalo de Castro y Juan Grandinetti supieron adornar con calidad interpretativa a este par de socios en desventura en una trama que entretiene y da lugar a una sonrisa.