Reciclaje yanqui para dejar pasar
"La maldición renace" se convierte en una nueva decepción del genero terror en Estados Unidos al ser un filme con muchas fallas y pocos aciertos.
El cine oriental está nuevamente de moda, gracias al histórico Oscar como "Mejor película" que ganó “Parasite”, estrenada en nuestro país hace algunas semanas. Si bien se trata sólo de un largometraje, la idea de que hay vida más allá de Hollywood nos posiciona de una forma más permeable para acercarnos a otros tipos de cine, porque es lógico pensar que un gran filme es consecuencia de una industria y no sólo un caso aislado. Si bien el cine asiático entregó grandes títulos a lo largo de la historia y especialmente en los últimos años, es un buen momento para conocer un poco más de ese mundo que parece tan diferente al nuestro. Es por ello que, si bien Estados Unidos realiza un incansable y caprichoso trabajo de adaptar filmes originales a la cultura occidental, muchas veces no salen como lo planeado, y, además de reciclar un buen trabajo con malos resultados, termina ocultando un buen filme.
Es lo que ocurre con “La maldición renace”, parte de la saga de “La maldición” que muchos conocen con su título original “The grudge”. Esta secuela, también adaptada de la versión japonesa, intenta mantener el espíritu mipón, pero sólo lo desfavorece.
La historia comienza tras un asesinato terrible en una casa, cuando una mujer mata a toda su familia. Un policía y una madre soltera deciden investigar, pero descubren que la casa está habitada por un espíritu que maldice a quienes entran con una muerte violenta. Por ello, la mujer junto a sus hijos deberán encontrar la forma de deshacerse de la maldición para no correr con la misma suerte que los demás. La narración nos lleva a que revivamos todos los hechos que sucedieron en la casa, pero lo que debería hacer que entendamos más sobre lo que sucede en el lugar, dando pistas sobre la maldición, vuelve al largometraje muy desprolijo. Todo se enreda y la película sólo se vuelve una seguidilla de sustos que poco lugar dejan para la reflexión.
La única moraleja que puede dejar “La maldición renace” es que las adaptaciones no son sinónimos de réplica de éxito y mucho menos cuando las buenas ideas de los largometrajes originales son absorbidos de la peor forma para escupir una obra que sólo busca recaudar en taquilla con un par de sobresaltos y una historia sin sentido.