En los 2000s las remakes del cine de terror japonés por parte de Hollywood fue furor.
Siendo los máximos exponentes las sagas The ring y The grudge.
Ahora llega una nueva entrega de esta última que a su vez es una especie de reboot/secuela de la original.
Se hace cargo (de manera muy suelta) de los hechos ocurridos en el film de 2002 para lanzar la nueva historia.
La premisa es la misma: quien entra a la casa se lleva consigo la maldición y tarde o temprano termina brutalmente asesinado.
El director y guionista Nicolas Pesce no logra nada nuevo y ni intenta recrear la atmósfera japonesa.
La película está plagada de jump scares (saltos de miedo) muy previsibles y por lo tanto no asustan por más que alguno te agarre medio desprevenido.
Otro de los puntos flojos es los personajes.
El elenco principal es bueno, pero no se luce.
Tanto Andrea Riseborough como Damián Bichir están desperdiciados.
Sus roles no tienen personalidad y deambulan por ahí porque sí y a los tumbos de un guión lleno de refritos.
La maldición renace solo podrá ser disfrutada por un público inexperto que haya visto poco terror.