Hollywood no agota jamás su capacidad para recurrir a viejos y queridos éxitos que reciclen por enésima vez la fórmula de la efectividad en taquilla. Hollywood clasifica, encasilla y selecciona de acuerdo a firmes características temáticas y narrativas. Una mirada a la cartelera veraniega nos ayuda a comprobar una serie de films cuyo target destinatario está más que claro.
Tomemos como ejemplo el mentado recurso del remanido spin off, evidente en la recientemente estrenada “Aves de Presa”. Esta película retoma la senda del famoso personaje de Harley Quinn luego de “Escuadrón Suicida” (aquel mediocre pastiche de David Ayer), recurriendo a la cada vez más frecuente moda en donde personajes secundarios de ven evolucionar su importancia de determinada manera que acaban convirtiéndose en fenómenos de culto y gran arraigue popular, liderando historias independientes y propias. Este fenómeno ocurre muy a menudo en el cine de super héroes, como sucediera con Wolverine de “X-Men” (para “Logan”) o más recientemente con “Guasón”, la premiada cinta de Todd Philips. Tampoco excluye al ámbito de las series y “Breaking Bad” resulta su epítome: “Better Call Saul” y “El Camino” son los hijos directos de una franquicia con excelente marketing.
De igual forma sucede con las eternas remakes, otra forma organizativa que codifica intereses para un público sectorizado, como sucede aquí con el género del terror. “La Maldición Renace” nos presenta la historia de un vendedor inmobiliario, que tiene a su cargo la venta de una casa embrujada acechada por la presencia de un fantasma que lanza una maldición a quienes deciden ingresar en ella, causándoles una violenta muerte. Con tan predecible argumento se presenta esta película que inaugura de modo mediocre el 2020 para el siempre transitado género de terror, cada vez más lejos del esplendor que viviera hacia los años ’70 y ‘80.
Este ejercicio dirigido por Nicolas Pesce está pobremente concebida y escasean sus valores, a pesar de estar producida por un especialista en el género como Sam Raimi, quien durante los primeros tramos de su trayectoria se especializara en el cine de terror de posesiones infernales como lo demuestran películas de su autoría como la saga “The Evil Dead”. Aquí, se vuelve por enésima vez a recurrir narrativamente a la casa encantada y el fantasma vengativo que se presenta como una concreta amenaza. Bebiendo de las fuentes de películas comerciales como “Destino Final” y el tan mentado j-horror (la vertiente de terror oriental que causara furor a comienzos de los 2000).
“La Maldición Renace” se construye de un compendio de clichés anticipables y repetidos infinitas veces, que persiguen el susto fácil para la rápida consumición de público mayormente adolescente, están lejos de la decencia y originalidad de la que hacían gala auténticos ejemplares del j-horror, como “The Ring” de Hideo Nakata, también llevado a Hollywood por Gore Verbinski en el año 2002. Burda, pretenciosa y endeble, pretende ser una segunda remake de “The Grudge” de Takashi Shumizu (ya apropiada por Hollywood en 2004) que dista en novedad y riesgo con su original. Solo recomendable para fieles incondicionales del género.