He aquí una película que desaprovecha oportunidades. Cuando le presenta al espectador su estructura de enorme puzzle en el que nada ni nadie es lo que parece, el climax logrado entre las idas y venidas en el tiempo, con algunos sobresaltos propios del género del cual proviene, suma, pero cuando decide mantenerse fiel al más irrisorio espectáculo de terror, sangre y vísceras, pierde fuerza y misterio. Así y todo, y gracias a las convincentes interpretaciones de un elenco potente, esta maldición renace de manera interesante.