Exprimido en Texas
El cine, en los últimos tiempos, está viviendo de manera descarada de remakes, precuelas y spin-off de grandes películas que surgieron a lo largo del tiempo, y este es el caso de La masacre de Texas - El origen Leatherface (Leatherface, 2017), la octava historia de esta interminable franquicia que exprime su trama hasta que no quede más nada para contar.
El primer film de la masacre de Texas es del año 1974. En su momento, sorprendió al público por su sadismo al mostrar las escenas más horripilantes grabadas hasta ese tiempo. De ahí en más le siguieron una sucesiva serie de secuelas derivadas de esta historia. Sin embargo los directores Alexandre Bustillo y Julien Maury deciden contar la historia del origen del asesino de la motosierra.
La historia tiene lugar años antes de los sucesos de la cinta original en la que Jed Sawyer (Sam Strike), un niño de 10 años, se convierte en el infame Leatherface. Jed, un joven encerrado injustamente, escapa de un Hospital psiquiátrico de Texas junto a unos reclusos, Bud (Sam Coleman), Ike (James Bloor) y Clarice (Jessica Madsen), para llegar a su libertad, pero entre ellos una joven enfermera Lizzy (Vanessa Grasse) es secuestrada por el grupo y son perseguidos por el Comisario Hartman (Stephen Dorff), quién busca venganza por la muerte de su hija a manos de los Sawyer.
¿Es necesario saber el nacimiento de Leatherface? Sin dudas que no, pero en un mundo cinematográfico en que todo necesita ser contando, esta trama nos permite entretenernos de buena manera durante el tiempo que dura y, sin aportarle nada nuevo a la saga, tiene actuaciones como la de Sam Strike que nos permiten conocer la psiquis trastornada de este hombre por una familia abominable que lo lleva a ser lo que todos conocemos. También se destaca la labor de Stephen Dorff que se podría llegar a pensar que es quien impartirá justicia a la historia pero nos mostrará que no hay un lado bueno y otro malo.
Alexandre Bustillo y Julien Maury tratan de generan todo lo que el género de terror conlleva y una manera de mostrarlo es a través del gore que tiene cada escena de esta cinta, generando una incomodidad en el espectador. Pero no solo eso, también hay momentos de un tono sexual provocador, pero la pregunta es ¿lo logran? La respuesta es “relativamente” porque dependerá de la experiencia de cada persona que realice el visionado.
La masacre de Texas - El origen Leatherface es una más del montón, no marca el camino hacia nada nuevo, sino que nos muestra que a Hollywood se le acabaron las ideas hace bastante tiempo y está dispuesto a reciclar lo que sea.