Precuela de la saga “La matanza de Texas”, centrada en la adolescencia de Leatherface, quien escapa de un hospital psiquiátrico con otros tres reclusos y secuestra a una enfermera a la que llevará a un viaje por la carretera mientras un policía trastornado le persigue.
The Texas chainsaw massacre(1974) es un hito dentro de la historia del género de terror. Realizada con muy bajo presupuesto la película del director norteamericano Tobe Hooper (1943-2017) es un ejemplo claro de cómo no mostrar nada genera más en la imaginación del espectador. También presentó a unos de los primeros psychokillers del cine, La masacre de Texas, el hombre con cuerpo gigante, mente de niño, máscara hecha con piel humana y motosierra, junto a su igual de excéntrica familia de caníbales.
El dúo conformado por Alexandre Bustillo y Julien Maury se hizo conocido hace diez años por A l’ interiur, la historia de una embarazada que debe sobrevivir a los ataques de otra mujer que quiere a su hijo en plena Nochebuena. Capaz sea por la cantidad de hemoglobina que se vio en aquella y en los siguientes trabajos del dúo francés lo que los llevó a ser contratados para esta nueva secuela que se llama igual que la tercera dirigida por Jeff Burr en 1990.
La masacre de Texas está dividida en tres actos. Una idea novedosa para una saga que siempre busco darle una vuelta a una historia simple. Al principio se nos presenta la infancia de nuestro protagonista; luego su encierro en un manicomio y por último su escape junto a otros tres criminales.
En papel esto serviría no sólo para darle algo de credibilidad a la saga, sino también algo de calidad, perdida debido a la cantidad de secuelas que masacraron la idea original de Hooper. El problema es que esta nueva versión no termina funcionando en ninguna de sus tres partes.
Como inicio es bastante simplón; no ofrece nada que no se haya visto ya en innumerables películas de terror e incluso dentro de la misma saga. Como película de bandidos a lo Devil’s Rejects es patética. Los directores no sonRob Zombie, a quien claramente imitan, ya que lo que Zombie hacía era usar el cine deSam Peckinpah para desarrollar sus temas y obsesiones; acá es sólo una cáscara para ocultar que se está ante algo que ya está muerto.
La masacre de Texas es otro mal intento de no perder los derechos sobre el personaje y que no termina de convencer. La película contiene escenas que tratan de ser perturbadoras pero que fracasan por lo forzado de las situaciones. Capaz hubiera sido más interesante que siguieran la estela de Tobe Hooper, quien en su gran sabiduría abrazaba al humor y tenía una gran imaginación para la puesta en escena. En esta Leatherface, el bajo presupuesto es notable y no logra ser maquillado, ya que sus directores están más preocupados en mostrar sangre y más sangre; y al tercer chorrazo, ya aburre.
También es triste ver desperdiciados a dos buenos actores como Lili Taylor y Stephen Dorff, quienes hacen lo mejor que pueden con sus personajes estereotipados, salteando frases imposibles con dignidad. Ahí está la diferencia con el resto de los actores que son poco convincentes en sus actuaciones. Pero no es sólo su culpa; el guión los convierte en seres horripilantes. En vez de hacernos cómplices de sus crímenes y querer seguirlos porque son criaturas fascinantes, se hace insoportable ver una escena con cada uno de ellos,
¿Cómo seguirá la saga? Seguramente y a pesar del fracaso de esta nueva entrega, salga una nueva. Si será una secuela, una precuela o una remake encubierta, nunca se sabe. Lo único que se sabe es que Leatherface ya dio lo mejor de sí hace tiempo y el único que podía lograr algo con este icónico personaje lamentablemente falleció.