La medium

Crítica de Ricardo Ottone - Subjetiva

La primera década del milenio fue, entre otras cosas, la del auge del terror oriental. Una cantidad de films, de procedencia en principio mayoritariamente japonesa, que sacudieron el género y le aportaron algunos elementos entonces nuevos, aunque con el tiempo algunos se transformaron en lugares comunes. No tardaron en llegar los films procedentes de otros países de la región como Corea del Sur y Hong Kong y en 2004 se conoció el film tailandés Shutter, primer largometraje de Banjong Pisanthanakun y Parkpoom Wongpoom, que se transformó en un gran éxito en su país de origen y hasta tuvo estreno en Argentina con el título Están entre nosotros. Esta película era bastante deudora del terror japonés conocido como J-Horror, y aunque por momentos se sentía algo derivativa, era bastante efectiva en su cometido más directo y esencial: dar miedo, un valor que siempre escasea.

Unos cuantos años después, y con una filmografía más abultada, Banjong Pisanthanakun presenta, esta vez solo, otro film que hizo ruido tanto en Tailandia como en el resto del mundo. En La médium el realizador se sirve de otro recurso que tuvo su auge en el terror de principios de siglo: el falso Found Footage. Un formato o sub-género que también sufrió su desgaste pero, como algunas películas recientes han demostrado, bien utilizado puede producir efectos muy inquietantes (véase para ello nuestro Top 5 de Falso Found Footage de la última década) y este es el caso del film que nos ocupa.

El documental de ficción se presenta como un estudio antropológico acerca de los ritos en la zona rural de Tailandia, enfocándose en la vida de los Chamanes. Para ello entrevistan a Nim, una Chamán consagrada a una diosa particular de la región, la siguen en sus actividades diarias y la acompañan en un viaje a un encuentro familiar. Allí se van a encontrar con que su sobrina Mink empieza a mostrar síntomas cada vez más pronunciados y preocupantes de una presencia que la habita. Suponiendo en principio y por la historia familiar que quien la posee es la diosa a la que Nim sirve, se hacen los preparativos para una ceremonia que debería liberarla. Ante ese giro en los acontecimientos, el equipo de documentalistas hace lo que todo profesional con cierta inteligencia y algo de oportunismo haría: aferrarse a esa nueva historia y seguirla en todos sus detalles. Pero a medida que la conducta de Mink se hace más desconcertante y sus síntomas más preocupantes, Nim se da cuenta que su sobrina está poseída por algo mucho más maligno y peligroso de lo que creían.

En tanto hay una posesión involucrada con una abundante y variada cantidad de manifestaciones demoníacas, La médium es deudora en parte de clásicos del subgénero de posesiones, empezando por El exorcista. Parte del atractivo está dado por el hecho de que el film trabaja con una mitología totalmente diferente a la liturgia católica a la que estamos acostumbrados, aunque hay similitudes dramáticas no tanto en el accionar de los religiosos como en las espeluznantes y a veces bizarras manifestaciones de Mink. El relato se toma su tiempo para mostrarlas y a su vez va intensificando su gravedad, desde sutiles y equívocos signos al principio hasta arrebatos cada vez más brutales a medida que la posesión se hace más ostensible, reservando para el final un brote de violencia y exuberancia que le arroja a la cara al espectador momentos cada vez más oscuros y perturbadores y, en el medio, algunas escenas muy incómodas pero tremendamente efectivas a la hora de, otra vez, impactar y provocar miedo.

En buena medida la inquietud que el film genera es también por la creciente disparidad de fuerzas entre un mal que se va revelando cada vez más absoluto e innegociable frente a unas supuestas fuerzas del bien que se manejan más bien por ensayo y error (mayormente error), actuado un poco a ciegas sin saber muy bien hacia dónde se dirigen. Pisanthanakun usa el recurso del documental para que tanto Nim como sus parientes den cuenta a cámara de su desorientación e impotencia, anunciando y explicando sus estrategias de manera que al espectador se le haga evidente que no están muy seguros de lo que están haciendo.

Pisanthanakun, consciente de las posibilidades del formato, se sirve hábilmente de sus recursos y a su vez los pone bien al frente, haciendo también partícipes a los documentalistas de la historia, lo cual obviamente no es bueno para ellos. Si hay algo que conspira contra el interés es la duración algo excesiva, pero el suministro constante y sostenido de momentos impresionantes y un clímax desquiciado logran que finalmente la experiencia valga la pena.

LA MÉDIUM
The Medium. Tailandia / Corea del Sur, 2021.
Dirección: Banjong Pisanthanakun. Intérpretes: Narilya Gulmongkolpech, Sawanee Utoomma, Sirani Yankittikan, Yasaka Chaisorn, Boonsong Nakphoo, Bella Boonsang. Guión: Na Hong-jin, Banjong Pisanthanakun, Chantavit Dhanasevi, Siwawut Sewatanon. Fotografía: Naruphol Chokanapitak, Yossawat Sittiwong. Música: Chartchai Pongprapapan. Edición: Thammarat Sumethsupachok. Diseño de Producción: Akadech Kaewkot. Duración: 130 minutos.