Virgil es de esos personajes que nacieron para ser plasmados por el ojo de una cámara aguda. Tasador, rematador, oculto coleccionista de arte y por lo tanto refinado timador, obsesivo hasta lo maníaco, osco, y sobre todo solitario; la típica persona que vuelca la razón de su vida al objeto de su trabajo.
Virgil es el protagonista de La Mejor Oferta, nuevo gran trabajo de uno de los realizadores italianos, vivos, más reconocidos, Giuseppe Tornatore; director (y guionistas) que mantiene la impronta clásica del cine, como si el tiempo no pasase y no arribaran nuevas tendencias… y viendo los resultados en general del cine italiano actual en paralelo con la obra de este noble señor; bienvenida sea su postura.
No obstante, La Mejor Oferta (que se verá afectada por un retraso importantísimo en su estreno local) podría ser un film atípico en la carrera del director de Cinema Paradiso o La Leyenda del novecientos. Quizás su película más cosmopolita, ¿Impersonal? – muy discutible – , for export; y aun así una obra en la cual la mirada atenta podrá localizar varios de los tics que vienen siguiendo a este gran hacedor desde sus comienzos.
Antes que grandes historias, Tornatore sabe delinear grandes personajes, y ahí lo tenemos a Virgil (un exquisito Geoffrey Rush) que está al pie de su última subasta para luego retirarse a disfrutar de aquel cuarto secreto en su gélida mansión en donde guarda todas las pinturas que ha sabido conseguir a precio mucho menor que el real, gracias a ciertas argucias con su socio pintor y ¿único amigo? Billy (Donald Sutherland) al que trata con cierto menosprecio.
Pero una nueva oferta plagada de misterio llama su atención, el llamado de la heredera Claire Ibbetson (la enigmática Sylvia Hoeks) que lo convoca para realizar un inventario sobre todo artículo que se encuentre en la casa familiar.
Extraños sucesos, coincidencias, comienzan a ocurrir y Claire parece no dar la cara, nadie parece haberla visto nunca, ni siquiera su propio mayordomo… pero para esta altura Virgil estará demasiado vinculado como para abandonar el proyecto.
Este planteo será sólo el inicio para algo mucho más profundo y cada vez más misterioso que nos irá contando Tornatore y que, por supuesto, acá no adelantaremos.
La Mejor Oferta es un cruce de géneros, un film de intriga y suspenso, y un drama profundo y pasional. Si por momentos parece que lo principal es develar el misterio detrás de los Ibbetson, en realidad todo el tiempo estamos haciendo un viaje por la psiquis de Virgil y aventurarnos en ver cómo ambos personajes van saliendo de sus encierros.
Hay otra subtrama relacionada con la mansión Ibbetson y unas extrañas piezas mecánicas que Virgil irá encontrando sueltas, las cuales se irán armando gracias a la ayuda de otro personaje importante, Robert (Jim Sturgess con el suficiente carisma) que funcionará como una suerte de voz consejera.
Como esas piezas, el giuión funciona como un gran mecanismo en el cual varios detalles sueltos y todas sus subtramas se hilarán finalmente en algo inmenso e impensado, o no; lo que es seguro es que invitará al espectador a sumergirse en un juego detectivesco.
Magníficamente fotografiada como si fuese una cuidada obra de arte, con esplendorosos planos secuencias y travellings increíbles. Con un uso formidable de la envolvente banda sonora compuesto por, cuándo no, Ennio Morricone; y una dirección de arte para aplaudir de pie. La Mejor oferta también es técnicamente irreprochable.
Algunos quizás noten una duración algo extensa, pero que nunca se siente en el ritmo qwue no decae en ningún momento. Estamos frente a un gran trabajo de un artesano, frente a una de esas películas que nos hacen acordar por qué amamos el cine; mi humilde consejo, por más que el tiempo haya pasado, no la dejen escapar de una sala de cine; es una de las mejores propuestas de este año.