Un muerto vivo
Poco tiene de novedosa esta propuesta de terror nacional, aunque sí es destacable en algunos aspectos de su producción, y lo más valorable es que está hecha "en serio"; es decir, sin intenciones "bizarras" o burlonas. La decisión de encarar la película con respeto al género y al espectador no es que sume, ya que es como debe ser, pero al menos la hace merecedora de cierta atención.
Los amigos de Jorge (Gabriel Goity) -fallecido hace poco más de un mes- son convocados por su viuda, Alicia (Lola Berthet), para leerles una carta que dejó el difunto. Ignoran los asistentes que formarán parte de un ritual siniestro, cuya finalidad es revivir a Jorge. Uno a uno se enfrentarán a situaciones horrorosas y hasta a la muerte misma, ante la impiadosa mirada de Alicia.
Una buena parte del relato se sostiene gracias a las actuaciones, especialmente la de Berthet, actriz ideal para el rubro, quien está bien secundada por el siempre eficaz Luis Ziembrowsky. En lo que respecta al maquillaje y los efectos especiales, vale decir que están bien logrados y consiguen su cometido de aterrorizar y sobresaltar al espectador. El punto flojo está en la narración y el guión en sí, poco original y previsible, en tiempos en que el género demanda actualizarse y ofrecer nuevas ideas.