Nuevo y conocido amor
La mirada del amor (The face of love, 2013) tematiza principalmente el atravesamiento de un duelo y la posibilidad de volver a amar. La película no intenta profundizar el tema desde una mirada tal vez más intimista, sino que elige una trama con algo de suspenso y misterio para contar y desarrollar la temática. Pero termina cayendo en escenas obvias que la debilitan al poco tiempo.
El film comienza con la muerte de Garret (Ed Harris), quien muere ahogado nadando en las playas de México durante el festejo de su vigésimo aniversario con Nikki (Annette Bening). Luego de cinco años, ella vive rodeada y marcada por los recuerdos de su fallecido esposo, pero llevando una vida casi reconstruída: su hija la visita asiduamente y mantiene una simpática amistad con su vecino Roger (Robin Williams). Todo ese mundo entra en crisis cuando conoce a Tom, un hombre idéntico a Garret (interpretado por el mismo actor) y decide comenzar una relación con él.
Ante la inexplicable y sobrenatural aparición de este hombre, el espectador debe inevitablemente aceptar ese nuevo verosímil, si no, automáticamente decae toda la ficción. Muchas situaciones se resuelven un tanto toscamente, sobre todo aquellas en las que confluyen el pasado y el presente, y muchas escenas se tornan predecibles. Nikki decide naturalizar una situación totalmente anormal y extraña, abriendo un mundo de fantasía que inevitablemente tropieza con la dura realidad.
A pesar de este giro retorcido ligada a la aparición de un hombre igual a otro, el film no deja de introducir una historia de amor. Ciertamente teñida por la presencia inevitable de una persona muerta, pero una historia de amor al fin. Esto es quizás lo más rescatable de la película, porque busca conectar con un tema más que universal: volver a amar tras la pérdida del ser amado. Y junto a esto: la confusión de sentimientos, la extrañeza frente a lo nuevo, el dolor de seguir extrañando a la persona y la necesidad de crear nuevos recuerdos.
Hay una búsqueda por abarcar estas cuestiones, pero también por hacer interesante la historia particular que se desea contar. Pero el film se queda en el medio de ambas, y eso no colabora a darle solidez a ninguna de las dos facetas. Asimismo, hay una clara intención por volcarse hacia el melodrama aunque usando de modo muy básico cada recurso de este género.
Cabe destacar, finalmente, que las actuaciones de Bening y Harris son las que logran sostener la mayoría de las escenas, haciendo todo más afable y llevadero.