Estás igual…
Es conocido el juego de dobles en el cine aplicado tanto al género del thriller como al drama que no hay sorpresa alguna en La mirada del amor. Tampoco es novedoso el proceso de duelo en la viudez, detonante de tantas historias protagonizadas por hombres y mujeres dolidos donde los mecanismos de negación de la pérdida operan a la par de las emociones que definen las conductas de los personajes. Muchas veces existen frente al conflicto de la pérdida salvoconductos como las segundas oportunidades, tópico recurrente en el cine mainstream.
Ahora bien, si a la idea del doble se la trabaja literalmente, sin matices y encima se utiliza a un mismo actor para componer dos papeles el resultado no puede ser otro que catastrófico como es el caso de este film básicamente porque todo se supedita a la mirada negadora de la protagonista.
La historia rápidamente acomoda las piezas y plantea la sustitución del hombre amado, quién murió luego de haberse abalanzado sobre las olas, papel interpretado por Ed Harris. Su esposa en la piel de Annette Bening aún en duelo y desatendiendo los intentos románticos de su vecino también viudo a cargo de Robin Williams, descubre a otro hombre, profesor de plástica en una Universidad que es idéntico al difunto. Lo de idéntico por una genialidad de los guionistas se cumple a rajatablas ya que el papel queda en manos de Ed Harris, quien no presenta singularidad alguna en su personalidad y no hay contraste posible con el ausente ya que aparece en ráfagas de flashbacks frente al presente del relato.
Por ende la idea del doble más que despertar intriga confirma la endeblez de un guión que no sabe a dónde quiere llegar, al igual que la sufrida viuda que hace lo imposible por recrear una relación amorosa proyectando en el nuevo individuo la imagen o el pálido reflejo de aquel amado al que jamás volverá a besar, a tocar y a oler.
Así las cosas, con un esforzado in crescendo dramático que pone en crisis la estabilidad emocional de ambos personajes al intentar convivir sin que el hombre conozca la verdadera historia por obra y gracia de los caprichos de los guionistas para sostener el verosímil, La mirada del amor es un melodrama absurdo, denso y muy poco esmerado desde las correctas aunque no deslumbrantes actuaciones de un reparto que daba para mucho más.