La película ganadora del Oso de Oro en el último Festival de Berlín (entre otros importantes premios internacionales) hace una afilada crítica, plena de agudos diálogos, sobre las clases altas de la Rumania actual. Barbu, de 32 años, atropella a un niño que muere poco después del accidente. Seguramente le esperan una pena de prisión de tres a quince años. Aunque su madre Cornelia, arquitecta de altos recursos económicos con la que sostiene una tensa relación, intentará evitar por todos los medios que su hijo vaya a la cárcel.