El thriller con drama familiar incluido da buenos resultados en la taquilla. Miguel Cohan, director de "Sin retorno" y "Betibú", ya comprobó que es así, y tal vez por eso en su tercera película, "La misma sangre", regresa con la misma fórmula. Acá la trama parte de una muerte aparentemente accidental en una familia de clase media. Elías (Oscar Martínez) es un productor lechero que está pasando por serias dificultades económicas. Su matrimonio con Adriana está terminado, pero él se niega a separarse, y la pareja mantiene las apariencias delante de sus hijos. Todo cambia trágicamente cuando Adriana aparece muerta por un accidente doméstico, y el esposo de Carla (Dolores Fonzi), una de las hijas, empieza a sospechar que Elías está involucrado en la muerte de su mujer. En principio la tensión se mantiene gracias a un juego del gato y el ratón y una serie de flashbacks que muestran cómo esa familia se resquebraja desde su interior. Pero después el relato va perdiendo fuerza cuando repite situaciones desde distintas miradas, y el director se complica con conflictos paralelos que se desarrollan a medias y sólo entorpecen la narración.