La misma sangre es un gran thriller. Es diferente en el cine nacional, es intrincado, y mantiene la tensión todo el tiempo.
Miguel Cohan viene de hacer dos buenas películas: Sin retorno (2010), y Betibú (2014), mi adaptación preferida de todas las que se hicieron de Claudia Piñero.
En ambas oportunidades había demostrado que sabía manejar muy bien los tiempos y climas para mantener el suspenso.
Me gustó mucho la manera en la cual se construyó la estructura del guión. Porque si bien ya lo hemos visto en otras películas, aquí se lo mantiene como “novedoso”.
Volver a la misma escena, pero con diferentes puntos de vista, ampliar cosas, y confundir al espectador, es un recurso genial si está bien utilizado. Y aquí se lo aprovechó muy bien.
En cuanto al elenco, ya es obvio y redundante alabar a Oscar Martínez y Dolores Fonzi.
Ambos tienen timing de dioses, y escenas en las cuales dan cátedra.
Sus personajes evolucionan e involucionan. Gran sincronía, y una especie de yin y yang muy astuto.
Por momentos son un mismo personaje. Algo que se busca desde el título y el póster. El concepto queda bien claro y de manifiesta con grandeza.
Párrafo aparte para Diego Velázquez, quien se está convirtiendo en uno de mis actores argentinos predilectos. Aquí vuelve a demostrar que puede hacer lo que sea. Y él es el catalizador de la historia, y que hace que todo se mueva.
El resto del elenco está bien, pero no pude evitar sentir forzada la co-producción con Chile con las apariciones de Luis Gnecco y Paulina García.
A nivel técnico está muy bien, hay algunos planos que me gustaron mucho. Simples, pero bien utilizados.
Se mantiene la tensión en todo momento, y tiene puntos de giros muy buenos, con un climax a la altura.
Pocas cosas se le pueden objetar a esta producción, es una buena película para ver en el cine