La novicia rebelde
Allá por 1952, en una abadía de Rumania, una monja de clausura se suicida ahorcándose. El padre Burke (Demian Bichir), la aspirante a monja Irene (Taissa Farmiga) y el campesino Frenchie (Jonas Bloquet) llegan al lugar de los hechos para investigar qué hay realmente detrás de la trágica muerte.
Seamos honestos: el principal motivo para ver La monja es su pertenencia al Universo Cinematográfico de El Conjuro, saga de películas inspirada por los casos reales de Ed y Lorraine Warren, los investigadores de los paranormal más conocidos de los Estados Unidos. Dicha saga, recordemos, consta hasta el día de hoy de Annabelle (2014), Annabelle: Creation (2017), El conjuro (2013) y El conjuro 2 (2016). La monja es la primera que sucede cronológicamente hablando. Más allá de esta funcionalidad de ampliar el universo ya conocido, mostrando el pasado de Valak, el demonio que se manifiesta en forma de monja y es central en la intriga de El conjuro 2, no aporta demasiado.
El padre Burke es el personaje que lleva la acción adelante. Enviado por el Vaticano primero se une a Irene, quien aún no tomó los hábitos porque se permite tener creencias que no están en la Biblia, y luego a Frenchie, quien encontró y conservó el cadáver de la monja ahorcada. Cuando los tres llegan a la abadía, pasan cosas que ya hemos visto: quedan obligados a pasar la noche allí y cada uno es asediado por sus propias pesadillas. Burke no se perdona haber fallado en un exorcismo que practicaba sobre un niño e Irene experimenta una serie de hasta ese momento inexplicables visiones. Ruidos, personajes que están pero no están, alucinaciones y sucesos que la lógica no puede explicar enmarcan una aventura que remite por algunos tópicos a Indiana Jones: tienen que averiguar quién es el demonio y cómo vencerlo.
La pregunta que uno inevitablemente se hace ante una película de este tipo es si, de alguna manera, las historias de exorcismos resueltos mediante la fe católica no actúan como validación de un culto cada vez más cuestionado. Es decir, ¿pretenden estas películas legitimar a la Iglesia Católica como una insititución de bien que logra, gracias a su fe, vencer a seres demoníacos que podrían destruir la humanidad? ¿O a esta altura del partido ya se constituyen como un género en si mismo, ligado de modo directo al cine fantástico? Hay una tercera pregunta en esta cuestión, por supuesto ¿Amerita hacerse estas preguntas o nos estamos yendo de tema?
Recapitulando, si son seguidores de la saga la van a disfrutar. Ofrece pistas no solo sobre Valak, sino que opera como eslabón para unir otros elementos relacionados con los Warren. Y en este sentido, la elección de Taissa Farmiga, hermana de Vera, quien interpreta a Lorraine, es una elección cuanto menos curiosa: el parecido físico distrae muchísimo y uno se puede perder pensando qué relación hay entre los dos personajes. O… esperen ¿Hay alguna relación entre los dos personajes?