Mucha expectativa con esta película. Y eso me jugó bastante en contra. Trato siempre de que no me pase esto, de no esperar nada, pero acá me era imposible porque me gusta mucho la saga El conjuro.
Y si bien su primer spinoff (Anabelle, 2014) también defraudó, la secuela de 2017 fue una gran película.
Y el personaje La Monja prometía mucho, pero no estuvo a la altura.
Ojo que la película no es mala. Es más, está por encima de la media de la mayoría de films de terror que se estrenan, pero aún así queda corta en comparación con los ejemplos citados.
Las escenas de terror dejan un poco que desear, son muy repetitivas. Y también le falta ser más hardcore.
No es lo suficientemente violenta.
El guión no acompaña mucho en ese sentido porque la historia está media tirada de los pelos, con personajes muy estereotipados.
Y ahí está lo peor, los pases de humor totalmente innecesarios en uno de ellos. Totalmente fuera de clima, al punto de que te llega a poner nervioso.
El director Corin Hardy, cuya ópera prima -también de terror- The hallow (2015) no generó ningún tipo de impacto, fue apadrinado por James Wan en esta oportunidad, pero no aporta nada.
No hay ningún plano ni secuencia como para destacar. Todo es imitación y muy de manual.
Y salvo por Taissa Farmiga (hermana de Vera), el elenco deja mucho que desear. Incluso alguien de la talla y el talento de Demián Bichir.
En definitiva, La monja es una película de terror buena pero que no está a la altura de su propio hype (por el universo al que pertenece).
Ojalá ocurra lo mismo que sucedió con Annabelle, y hagan una secuela mejor.