Una inquietante cinta en la que dos forenses en medio de una autopsia deben enfrentarse a lo desconocido
Un padre y un hijo, ambos médicos, intentan descubrir las causas del deceso de una joven sin nombre cuyo cuerpo ha llegado a la morgue en donde trabajan. Sin signos de violencia, el cadáver oculta un macabro misterio.
Esta interesante y modesta cinta de género es una pequeña obra en donde toda la acción se desarrolla en una sola locación (el tanatorio que titula al filme) y es un ejercicio fílmico que no se vale de golpes de efectos gratuitos. El suspenso y el misterio crece a medida que avanza la autopsia, logrando que el espectador descubra cada revelación al mismo tiempo que los protagonistas (impecables Emile Hirsch y Brian Cox).
Opresiva, inquietante y original, la cinta es una 'rara avis' dentro del terror cinematográfico. Truculenta, el gore, que lo hay a lo largo del metraje, no es un recurso utilizado para repugnar sino que es parte de una puesta realista. Además, inspirándose en las historias policiales que se desarrollan en 'un cuarto cerrado', la película avanza a fuerza de pistas que finalmente develarán una verdad, una vuelta de tuerca que por fin, no resulta previsible.
En su sencillez está su fortaleza. La Morgue es una bocanada de aire fresco en un género con el que cada vez es más difícil sorprenderse.