Misterio en Punta Indio
La actriz, guionista y directora Camila Toker se sumerge en un relato policial en la sórdida La muerte de Marga Maier (2017), una co-producción entre Argentina y Brasil rodada en su mayoría en Punta Indio, localidad del nordeste de la provincia de Buenos Aires.
Un cadáver aparece a orillas del río. La difunta es Marga Maier apoderada de una enorme estancia de la zona. Julia (Pilar Gamboa), su heredera, llega al pueblo con intenciones de vender. La policía investiga y empieza la danza de personajes oscuros, y misterios alrededor de ellos junto a una maldición envuelta alrededor de un diamante.
Con una cámara en constante movimiento demostrando la inestabilidad de los hechos, Camila Toker sigue de cerca a sus personajes por el denso espacio que los rodea. Los planos cerrados los acosan del mismo modo que los acontecimientos. Los interiores se muestran oscuros y los espacios abiertos laberínticos. La atmósfera lúgubre queda logrado formalmente para plantear la intriga.
Toker incursiona en el formato policial pero filmado como si se tratara de una película de John Cassavetes, con cierto estilo de improvisación y búsqueda formal. Esta apuesta experimental produce dos efectos contrarios: por un lado funciona por la ambigüedad expresada por sus protagonistas (Luis Machín, Sergio Boris, Mirta Busnelli) y por la descripción asfixiante que propicia el espacio rural donde se desarrollan los hechos; mientras que, por el otro, la trama carece de un ritmo fluido para fortalecer un género que, por momentos, se reciente en el trayecto hacia su resolución final.
Hija del nuevo cine argentino, Toker suelta temas y dilemas en este ejercicio genérico, que invita al riesgo y augura un aire renovador en las convencionales estructuras narrativas.