Emilia tiene su rutina establecida: trabaja como psiquiatra en un hospital de Buenos Aires, y sus máximos sobresaltos pasan por recibir, quizás, el ataque de algún paciente. Jorge, el padre de su mejor amiga, fallecida hace unos años, se acerca a buscarla con un pedido sencillo, pero doloroso. Deben exhumar los restos y cremarlos porque venció el tiempo que podía estar enterrada, y quiere que Emilia lo acompañe. Ella acomoda sus cosas y emprende el viaje a ese pueblo del sur que la vió crecer. La experiencia será más dolorosa de lo que suponía.
“La muerte no existe y el amor tampoco” puede englobarse dentro los relatos que se centran en una anécdota intimista, pequeña, de esas de las que no depende el destino de la humanidad pero resultan cruciales para el microcosmos del personaje, y se encuentran vinculados directamente con un viaje al lugar de origen. Emilia es un personaje que no parece de entrada muy conectado con la realidad, muy interesado por nada, rozando lo autómata. Lo importante aquí es el cambio que opera el viaje en ella. Cambio que es narrado con énfasis en las pausas pero a la vez elidiendo momentos insignificantes de su estadía y con la presencia constante, a veces siniestra, a veces dolorosa, pero siempre fantasmal de su amiga fallecida.
Justamente, como podemos reconocer una especie de patrón de relato en la historia, si no empatizamos con su protagonista nos quedamos absolutamente afuera de todo. La actuación de Antonella Saldicco es destacable y ayuda a que la película cumpla su cometido. No podemos dejar de mencionar al enorme Osmar Nuñez, interpretando a Jorge, un hombre que quiere mostrarse entero por fuera pero no tiene herramientas para terminar de ocultar lo roto que está por dentro.
Basada en “Agosto”, una novela de Romina Paula, y dirigida por Fernando Salem (Como funcionan casi todas las cosas) se constituye entonces como un viaje, primero físico y luego interno, pero Emilia no termina descubriendo nada sobre ella misma. Lo que se le revela es que ninguno de los mitos en los que creemos son ciertos, que nada de lo que nos rodea es tan real como parece, que la muerte no existe, y el amor tampoco.